Las intervenciones de Barton en el segmento dispositivo, breves pero geniales.
En este segmento Dolina hace una pintura folclórico-humorística sobre el Taoísmo, la religión contruida en torno al Tao-Te-Ching, el libro escrito por (o atribuído a) Lao-Tsé. Está bien, pero como dijo el mismo Dolina al final, el Taoísmo es mucho más profundo que eso. Del Tao-Te-Ching se ha dicho que su lectura puede llevar media hora o toda la vida.
A propósito de lo que hemos estado hablando, el Tao-Te-Ching se refiere a la insuficiencia e inadecuación de las palabras humanas para alcanzar el conocimiento trascendente. Me vienen a la memoria dos citas famosas: "El Tao que puede ser nombrado no es el verdadero Tao", y "El que habla no sabe, el que sabe no habla" (sobre esta última frase voy a seguir hablando en próximos comentarios).
A Dolina no le gustan esas frases que desalientan el progreso en el conocimiento. Como las que aparecen en los libros herméticos o de alquimia. "Cuando llegaste es que recién empezaste". "Cuando creés que vas, en realidad venís". "La noche más obscura es en verdad la mayor luz". Etc. Dice que son buenas frases para la poesía pero no para el progreso del conocimiento. Yo creo que sí guardan un conocimiento pero que no era para cualquiera. Era evidente y expreso que se estaba velando algo. Y también creo que el tiempo del ocultar ciertas cosas ya terminó. Hubo razones durante siglos para hacerlo. Esas razones ya no subsisten. ¿Entenderá también Dolina al Tao como un conocimiento inútil, que no contribuye a un progreso en el conocimiento, debido a su lógica paradójica, obscura y contradictoria?
La Venganza Será Terrible (Sitio Oficial)
1 h ·
HOY NO HABRÁ PROGRAMA EN VIVO DESDE EL GALPONCITO
Por temas de salud (o más por falta de la misma) se suspende el programa desde el galponcito.
Los esperamos mañana jueves a las 21:30 en #Quilmes Teatro Cervantes (Rivadavia 129).
Las entradas se encuentran a la venta en la boletería del teatro.
Un hombre mirando fijamente sus ecuaciones dijo que el universo tuvo un comienzo.
Hubo una explosión, dijo.
Un estallido de estallidos, y el universo nació.
Y se expande, dijo.
Había incluso calculado la duración de su vida: diez mil millones de revoluciones de la Tierra alrededor del Sol.
El mundo entero aclamó;
hallaron que sus cálculos eran ciencia.
Ninguno pensó que al proponer que el universo comenzó,
el hombre había meramente reflejado la sintaxis de su lengua madre;
una sintaxis que exige comienzos, como el nacimiento, y desarrollos, como la maduración,
y finales, como la muerte, en tanto declaraciones de hechos.
El universo comenzó,
y está envejeciendo, el hombre nos aseguró,
y morirá, como mueren todas las cosas,
como él mismo murió luego de confirmar matemáticamente
la sintaxis de su lengua madre.
LA OTRA SINTAXIS
¿El universo, realmente comenzó?
¿Es verdadera la teoría del Gran Estallido?
Éstas no son preguntas, aunque suenen como si lo fueran.
¿Es la sintaxis que requiere comienzos, desarrollos y finales en tanto declaraciones de hechos, la única sintaxis que existe?
Ésa es la verdadera pregunta.
Hay otras sintaxis.
Hay una, por ejemplo, que exige que variedades de intensidad sean tomadas como hechos.
En esa sintaxis, nada comienza y nada termina;
por lo tanto, el nacimiento no es un suceso claro y definido,
sino un tipo específico de intensidad,
y asimismo la maduración, y asimismo la muerte.
Un hombre de esa sintaxis, mirando sus ecuaciones, halla
que ha calculado suficientes variedades de intensidad para decir con autoridad
que el universo nunca comenzó
y nunca terminará,
pero que ha atravesado, atraviesa, y atravesará
infinitas fluctuaciones de intensidad.
Ese hombre bien podría concluir que el universo mismo
es la carroza de la intensidad
y que uno puede abordarla
para viajar a través de cambios sin fin.
Concluirá todo ello y mucho más,
acaso sin nunca darse cuenta
de que está meramente confirmando
la sintaxis de su lengua madre.
Si uno tiene dos unidades y le agrega dos unidades más, al final tendrá cuatro unidades, aquí, en oriente ,en Marte o en cualquier civilización de alguna galaxia lejana.
La ciencia no es un texto literario como creyeron los Textualistas del siglo XX; No es una visión del mundo. Si el día de mañana la humanidad toda creyera que la tierra está inmóvil en el centro del universo, igual seguirá girando.
La ciencia es una herramienta realmente notable, un invento genial.
Sin embargo, tiene sus limitaciones. ¿Qué método científico podemos aplicar cuando el sujeto que observa, el objeto observado y el acto de observar son uno y lo mismo?...
No diría, como Mariano, que hay un tipo de sabiduría distinta entre oriente y occidente, más bien creo que hay un tipo de sabiduría distinta, más profunda y más esencial (en el sentido de que se enfoca en las causas últimas) que la que puede obtenerse utilizando la percepción sensorial, la razón, la lógica y los métodos científicos (que trabaja con las consecuencias). Ésta última trabaja hacia fuera (observación, experimentación), la primera trabaja hacia adentro (introspección). Hay grandes representantes de esta sabiduría tanto en oriente como en occidente, aunque es cierto que en oriente puede haber una mayor tradición.
Esta sabiduría, que podríamos llamar “espiritual”, no entra para nada en contradicción con la sabiduría “material”; en realidad, la completa y le da sentido.
Cuando la ciencia se pone a estudiar la materia, y llega hasta el átomo y quiere ir más allá, alcanza un punto de perplejidad: no hay nada sólido allí; todo es energía, ondas o vibraciones, cuyo origen, sentido o razón de ser no puede ni siquiera comenzar a conjeturar, porque no tiene herramientas para hacerlo. La ciencia material llega a su techo.
El universo no puede explicarse en sus propios términos, para entenderlo hay que trascenderlo. Einstein es un ejemplo de un científico que llegó a atisbar un significado trascendente en el universo.
Sabía que el Tao no juega a los dados.
Comparto Genaro.
Comparto vibraciones no sintaxis...
O en todo caso, mi decodificador - todos lo tenemos - energía de la energía que se lee a sí misma.
Incesante es su necesidad de adaptación y ajustes, o estallarían las neuronas como novas, tormentas eléctricas volarían las fronteras del adentro y así como cada célula del cuerpo es un computador y un fractal, el ser saldría disparado hacia la lejanía y la invisibilidad como un módulo, una chispa, un germen de lenguaje, una onda de frecuencia lanzada hacia el comienzo de algo, como la araña lanza los filamentos buscando puntos de apoyo, para tejer de nuevo su telaraña. Ese es el conocimiento que cuenta, no quién, cuándo, cómo ( en realidad la misma energía se interroga a sí misma no a ella).
Ni la energía conoce sus confines, si los conociera ya no habría confines.
Aprendí que no es correcta la estrategia de persuadir, convencer, creer que todo es arcilla en las propias manos, cuánticas, emocionales, intelectuales. Sólo se puede contar, intuir, seguir el "instinto", aceptar lo indemostrable.
Aprendí que el conocimiento para el que nací, no está en los libros ni en los tratados ni en las teorías, que está en mí : la tarea es encontrarme.
Y si muchos nos reuniéramos a hacer lo mismo... ¿te imaginas?
...Y el programa de anoche fue rico. Mucho de él fue el zapatito de cristal de Cenicienta. Y nuestros corazones apesadumbrados, el pie para él y él para el pie. Compaginaron muy bien. Y lograron ¡un bello mayo!
De principio a fin. Así que gracias "compaginadores".
Si todo el comentario fue para dar lugar al chiste, genial. Ahora, si solo fue un chiste el final y el principio del comentario fue en serio, estamos en el horno Daniel.
Te cuento otra cosa Mariela, así ya vas prendiendo el horno: en el budismo zen se utilizan lo que se llaman “koans” que son como adivinanzas, (aparentemente) absurdas, que los maestros le plantean a los discípulos, justamente para provocarlos a ir más allá del pensamiento racional, el cual es visto en el zen como una cárcel de la que tenemos que escapar para alcanzar el conocimiento trascendente (o iluminación). La idea es que el discípulo debe meditar en el koan que le da el maestro con absoluta concentración. Puede llegar a dar una respuesta o no, ese no es el fin del koan. O bien se pueden dar muchas respuestas para un koan, y todas pueden ser ciertas, a la vez que todas pueden ser falsas (no es una adivinanza, es un koan!).
Fijate algunos koans famosos:
Conocemos el sonido de aplaudir con ambas manos, pero ¿cuál es el sonido de aplaudir con una sola mano?
¿Tiene un perro la naturaleza de Buda?
¿Cuál era tu cara antes de nacer?
¿Cuando un árbol cae en medio del bosque y nadie lo escucha, ¿produce algún sonido?
No comienza, no termina, ¿qué es?
Hay gente que se ha tomado el trabajo de dar respuestas muy elaboradas a algunos koans. No es mi caso, pero me gusta el del árbol que cae, capaz que medite en él este fin de semana, si puedo escapar del mundanal ruido.
¿Y ahora qué rompí? El comentario sobre el pan fue inspirado únicamente por los aumentos en los precios.
Las intervenciones de Barton en el segmento dispositivo, breves pero geniales.
En este segmento Dolina hace una pintura folclórico-humorística sobre el Taoísmo, la religión contruida en torno al Tao-Te-Ching, el libro escrito por (o atribuído a) Lao-Tsé. Está bien, pero como dijo el mismo Dolina al final, el Taoísmo es mucho más profundo que eso. Del Tao-Te-Ching se ha dicho que su lectura puede llevar media hora o toda la vida.
A propósito de lo que hemos estado hablando, el Tao-Te-Ching se refiere a la insuficiencia e inadecuación de las palabras humanas para alcanzar el conocimiento trascendente. Me vienen a la memoria dos citas famosas: "El Tao que puede ser nombrado no es el verdadero Tao", y "El que habla no sabe, el que sabe no habla" (sobre esta última frase voy a seguir hablando en próximos comentarios).
Es decir que no sabés Daniel! ha ha ha :)
A Dolina no le gustan esas frases que desalientan el progreso en el conocimiento. Como las que aparecen en los libros herméticos o de alquimia. "Cuando llegaste es que recién empezaste". "Cuando creés que vas, en realidad venís". "La noche más obscura es en verdad la mayor luz". Etc. Dice que son buenas frases para la poesía pero no para el progreso del conocimiento. Yo creo que sí guardan un conocimiento pero que no era para cualquiera. Era evidente y expreso que se estaba velando algo. Y también creo que el tiempo del ocultar ciertas cosas ya terminó. Hubo razones durante siglos para hacerlo. Esas razones ya no subsisten. ¿Entenderá también Dolina al Tao como un conocimiento inútil, que no contribuye a un progreso en el conocimiento, debido a su lógica paradójica, obscura y contradictoria?
¿O tal vez existe un tipo de sabiduría que en su génesis, en su constitución y en su esencia, es distinta de la occidental?
suficiente ...
Esta noche no hay programa, Dolina enfermo.
La Venganza Será Terrible (Sitio Oficial)
1 h ·
HOY NO HABRÁ PROGRAMA EN VIVO DESDE EL GALPONCITO
Por temas de salud (o más por falta de la misma) se suspende el programa desde el galponcito.
Los esperamos mañana jueves a las 21:30 en #Quilmes Teatro Cervantes (Rivadavia 129).
Las entradas se encuentran a la venta en la boletería del teatro.
¿O tal vez existe un tipo de sabiduría que en su génesis, en su constitución y en su esencia, es distinta de la occidental?
Lo preguntas de endeveras ?
¿Puede ser que la sección "lectura y comentarios de mensajes" sea lo mejor del programa?
SINTAXIS
Un hombre mirando fijamente sus ecuaciones dijo que el universo tuvo un comienzo.
Hubo una explosión, dijo.
Un estallido de estallidos, y el universo nació.
Y se expande, dijo.
Había incluso calculado la duración de su vida: diez mil millones de revoluciones de la Tierra alrededor del Sol.
El mundo entero aclamó;
hallaron que sus cálculos eran ciencia.
Ninguno pensó que al proponer que el universo comenzó,
el hombre había meramente reflejado la sintaxis de su lengua madre;
una sintaxis que exige comienzos, como el nacimiento, y desarrollos, como la maduración,
y finales, como la muerte, en tanto declaraciones de hechos.
El universo comenzó,
y está envejeciendo, el hombre nos aseguró,
y morirá, como mueren todas las cosas,
como él mismo murió luego de confirmar matemáticamente
la sintaxis de su lengua madre.
LA OTRA SINTAXIS
¿El universo, realmente comenzó?
¿Es verdadera la teoría del Gran Estallido?
Éstas no son preguntas, aunque suenen como si lo fueran.
¿Es la sintaxis que requiere comienzos, desarrollos y finales en tanto declaraciones de hechos, la única sintaxis que existe?
Ésa es la verdadera pregunta.
Hay otras sintaxis.
Hay una, por ejemplo, que exige que variedades de intensidad sean tomadas como hechos.
En esa sintaxis, nada comienza y nada termina;
por lo tanto, el nacimiento no es un suceso claro y definido,
sino un tipo específico de intensidad,
y asimismo la maduración, y asimismo la muerte.
Un hombre de esa sintaxis, mirando sus ecuaciones, halla
que ha calculado suficientes variedades de intensidad para decir con autoridad
que el universo nunca comenzó
y nunca terminará,
pero que ha atravesado, atraviesa, y atravesará
infinitas fluctuaciones de intensidad.
Ese hombre bien podría concluir que el universo mismo
es la carroza de la intensidad
y que uno puede abordarla
para viajar a través de cambios sin fin.
Concluirá todo ello y mucho más,
acaso sin nunca darse cuenta
de que está meramente confirmando
la sintaxis de su lengua madre.
Si uno tiene dos unidades y le agrega dos unidades más, al final tendrá cuatro unidades, aquí, en oriente ,en Marte o en cualquier civilización de alguna galaxia lejana.
La ciencia no es un texto literario como creyeron los Textualistas del siglo XX; No es una visión del mundo. Si el día de mañana la humanidad toda creyera que la tierra está inmóvil en el centro del universo, igual seguirá girando.
La ciencia es una herramienta realmente notable, un invento genial.
Sin embargo, tiene sus limitaciones. ¿Qué método científico podemos aplicar cuando el sujeto que observa, el objeto observado y el acto de observar son uno y lo mismo?...
No diría, como Mariano, que hay un tipo de sabiduría distinta entre oriente y occidente, más bien creo que hay un tipo de sabiduría distinta, más profunda y más esencial (en el sentido de que se enfoca en las causas últimas) que la que puede obtenerse utilizando la percepción sensorial, la razón, la lógica y los métodos científicos (que trabaja con las consecuencias). Ésta última trabaja hacia fuera (observación, experimentación), la primera trabaja hacia adentro (introspección). Hay grandes representantes de esta sabiduría tanto en oriente como en occidente, aunque es cierto que en oriente puede haber una mayor tradición.
Esta sabiduría, que podríamos llamar “espiritual”, no entra para nada en contradicción con la sabiduría “material”; en realidad, la completa y le da sentido.
Cuando la ciencia se pone a estudiar la materia, y llega hasta el átomo y quiere ir más allá, alcanza un punto de perplejidad: no hay nada sólido allí; todo es energía, ondas o vibraciones, cuyo origen, sentido o razón de ser no puede ni siquiera comenzar a conjeturar, porque no tiene herramientas para hacerlo. La ciencia material llega a su techo.
El universo no puede explicarse en sus propios términos, para entenderlo hay que trascenderlo. Einstein es un ejemplo de un científico que llegó a atisbar un significado trascendente en el universo.
Sabía que el Tao no juega a los dados.
O que Dios no juega a los Taos, no me acuerdo bien cómo fue que dijo...
Comparto Genaro.
Comparto vibraciones no sintaxis...
O en todo caso, mi decodificador - todos lo tenemos - energía de la energía que se lee a sí misma.
Incesante es su necesidad de adaptación y ajustes, o estallarían las neuronas como novas, tormentas eléctricas volarían las fronteras del adentro y así como cada célula del cuerpo es un computador y un fractal, el ser saldría disparado hacia la lejanía y la invisibilidad como un módulo, una chispa, un germen de lenguaje, una onda de frecuencia lanzada hacia el comienzo de algo, como la araña lanza los filamentos buscando puntos de apoyo, para tejer de nuevo su telaraña. Ese es el conocimiento que cuenta, no quién, cuándo, cómo ( en realidad la misma energía se interroga a sí misma no a ella).
Ni la energía conoce sus confines, si los conociera ya no habría confines.
Aprendí que no es correcta la estrategia de persuadir, convencer, creer que todo es arcilla en las propias manos, cuánticas, emocionales, intelectuales. Sólo se puede contar, intuir, seguir el "instinto", aceptar lo indemostrable.
Aprendí que el conocimiento para el que nací, no está en los libros ni en los tratados ni en las teorías, que está en mí : la tarea es encontrarme.
Y si muchos nos reuniéramos a hacer lo mismo... ¿te imaginas?
...Y el programa de anoche fue rico. Mucho de él fue el zapatito de cristal de Cenicienta. Y nuestros corazones apesadumbrados, el pie para él y él para el pie. Compaginaron muy bien. Y lograron ¡un bello mayo!
De principio a fin. Así que gracias "compaginadores".
Si todo el comentario fue para dar lugar al chiste, genial. Ahora, si solo fue un chiste el final y el principio del comentario fue en serio, estamos en el horno Daniel.
Estamos en el horno, Mariela.
Si vos me dejares hacer comentarios más largos, tal vez otro gallo nos cantare (tal vez aun peor).
Te cuento otra cosa Mariela, así ya vas prendiendo el horno: en el budismo zen se utilizan lo que se llaman “koans” que son como adivinanzas, (aparentemente) absurdas, que los maestros le plantean a los discípulos, justamente para provocarlos a ir más allá del pensamiento racional, el cual es visto en el zen como una cárcel de la que tenemos que escapar para alcanzar el conocimiento trascendente (o iluminación). La idea es que el discípulo debe meditar en el koan que le da el maestro con absoluta concentración. Puede llegar a dar una respuesta o no, ese no es el fin del koan. O bien se pueden dar muchas respuestas para un koan, y todas pueden ser ciertas, a la vez que todas pueden ser falsas (no es una adivinanza, es un koan!).
Fijate algunos koans famosos:
Hay gente que se ha tomado el trabajo de dar respuestas muy elaboradas a algunos koans. No es mi caso, pero me gusta el del árbol que cae, capaz que medite en él este fin de semana, si puedo escapar del mundanal ruido.
Che, ¿no está haciendo un calor bárbaro acá?
¡ La Gallina!