De Dolina no me interesan sus ideas sino su humor, que me ayuda a dormir con al cabeza vacía de pensamientos negativos. Veo que algunos frecuentes corresponsales toman en serio discutir sus ideas como si se tratara de un filósofo. A mi me parece un tipo frívolo, que cambia de acuerdo a sus amigos/novias circunstanciales, y que tiene una cultura de retazos. Se repite mucho y cree que 'eso es pensar', (lo que el hace). Mi gratitud como siempre a lo que mantienen este sitio. Saludos.
Marta Durantini, creo ser uno de los frecuentes corresponsales que mencionás; no escribo para contradecir tu comentario, sino para decirte que estoy de acuerdo en algunos puntos: Dolina no es un filósofo (tampoco lo son muchos que usurpan esa condición), es un tipo bastante frívolo (alguna vez intenté una torpe defensa del derecho a la frivolidad, pero ese no es el tema ahora), y a su cultura general le vendría bien algún que otro remiendo (pero ¿a quién no?). Lo de las repeticiones también es cierto; muchos sabemos con exactitud qué va a decir a continuación de ciertas palabras clave: ácido, rosas, labrador, truco, etcétera. (Todos somos igualmente previsibles, aunque nunca nos enteramos; sí lo saben quienes nos rodean, que sufren en silencio nuestras fatales recurrencias.)
Ahora bien: creo que, al menos en la parte de la historia de los medios argentinos que nos tocó presenciar, no hubo nadie que divulgara o discutiera temas literarios, filosóficos, históricos, políticos, científicos (con todas las limitaciones que solemos discutir), poéticos, musicológicos; el comunicador argentino típico se limitó siempre a los temas más prosaicos (que pueden ir desde la alcantarilla tapada de la esquina hasta la cotización de la papa en Balcarce sin pasar por ningún otro lado). Sí, también están quienes hacen radio alternativa, con el defecto de que esa radio es exactamente la misma que la otra, excepto que el conductor se tiñe el pelo de azul eléctrico y finge estar bajo la influencia de drogas duras para demostrar cuán loco está y cuán antisistema es.
Los Monty Python se propusieron filmar una antipelícula, una película en donde pudieran hacer todo lo que no podía o no debía hacerse según los estándares de la industria; de ahí salió Monty Python and the Holy Grail. Dolina procedió de forma análoga: jugó a los dados y a la pelota en la radio, hizo sombras chinescas y ballet, invitó al locutor de turno (Stronati) a participar activamente del programa fuera de su tarea asignada, cantó y tocó música en vivo, invitó a desconocidos para que presenciaran el programa (después tenía que esconderlos para que no los vieran las autoridades), se burló al aire de los productos y servicios que hacían publicidad durante el programa; hizo todo lo que no podía hacerse en radio, principio que luego aplicó a la televisión.
Entre todas esas transgresiones, estaban las charlas sobre los temas mencionados más arriba, inexistentes en otros medios argentinos que en general dedicaban todas sus energías al más sincero de todos sus intereses: las modelos sexis de 12 años. (Jeffrey Epstein, en Argentina hubieras sido un eterno aprendiz.)
Omitir al Dolina escritor, compositor y músico, poeta, divulgador, influencer avant-garde (fue considerado como una de las personas más influyentes de Argentina, y eso solo con un programa de radio de madrugada), honestamente comprometido con causas que no le convenían comercialmente, incitador de discusiones distintas a la preferencia por el calor o por el frío, etcétera, es omitir uno de los artistas más interesantes de los últimos tiempos (que no han sido demasiado generosos en ese aspecto ni en casi ningún otro).
Claro que cada uno tomará la parte que mejor le conviniera; el Dolina humorista no está nada mal, y muchos de los tramos que hay aquí hacen la vida más soportable (aunque casi no hay ninguno que no termine con la advertencia de que moriremos y que seremos un recuerdo, luego la sombra del suspiro de ese recuerdo y después ni siquiera eso: nuestra aniquilación será perfecta).
En lo que a mí me toca, Dolina fue una de las personas más influyentes en mi vida musical (en especial, por su insistencia en perseguir la elegancia en los procedimientos artísticos, y en su repulsión por los chantajes sentimentales, las expresividades circenses y los firuletes de cumpleaños); además, de no haber sido por su oportuna intervención, tal vez nunca me hubiera interesado por ciertos asuntos humanísticos. Quiero creer que la discusión de las ideas de Dolina (o de las ideas que cita) no es un acto demencial u obsecuente.
Creo que tenés razón. Probablemente él influyó mucho en gente joven, y entonces no es obsecuencia sino devoción lo que expresan los corresponsales, tan fieles, que sufren si ven que Dolina les falla. Yo lo conocí de grande, de vieja, más bien. Entonces nunca me deslumbró, pero su programa me ayudó en malas rachas. Gracias por tu detallada y sincera respuesta. Abrazo.
Respeto el comentario de Marta y estoy de acuerdo con el comentario de Krank.
Marta, al menos de mi lado, los comentarios que hago o que me gusta leer, son los que hacen pensar (aunque en el caso de los míos, seguramente hagan pensar, pero que estoy loco), los que toman un tema lo desarrollan y debaten, ya que en el programa no se hace más o se hace desde una marcada guía de etiqueta moral progresista y propagandista; es por eso que mis comentarios son criticos con el programa o temas que saco yo mismo, me gusta el debate y como el programa ya no pasa por esos lugares, los temas los tiro yo mismo acá. Algunos de acá hacen lo mismo, cada uno con sus intereses y es lo que le da valor a este sitio; de lo contrario, uno podria descargarse los programas viejos y listo (que fué lo que hice de todas formas, para tenerlos offline).
Esto es una apreciación mia, pero creo que a Dolina nunca le gustó la idea de ser cómico, pero siempre supo que era necesario, de lo contrario (y tu comentario es prueba de ello) la gente no lo escucharía. No está nunca de moda pensar. Lo que a mí me interesan son el debate y las ideas; el humor está bien y me gusta para pasar un rato sobre todo en las epocas de Rolón y Stronati, pero no creo que sea "el alma" de su obra sino mas bien un medio para llegar.
Después y sin ser un detalle menor, el programa y su (escueta) fama le permitieron acceder a su obsesión: mujeres. No lo juzgo.
Dolina me influyó mucho, no tanto en politica (lo empecé a escuchar ya siendo peronista) sino en la necesidad de ejercer el pensamiento y en dejar "magias" de lado que no me daba cuenta que estaban en mi cabeza por naturalizarlas tanto.
Después, me identifico mucho con él por su forma de pensar algunas cosas (con el Dolina joven digo, no este Dolina progre) y por lo poco que contó de su vida familiar, también tuve una madre que no sabía cocinar, también fuí/soy el unico peronista de la familia, sufrí a un padre que me quería obligar a comer garrones de carne barata diciendome "
¡probá, probá!, ¿como sabes que no te gusta si no probás?" (cosa que en mi infacia me causó varias anemias y un gran trauma con las agujas hipodermicas), también me sentí siempre bicho de otro pozo cuando en todos los ámbitos la gente hablaba solo de programas de tv, series, peliculas y futbol en lugar de algo interesante y me sentí humillado cuando nadie me daba bola al intentar hablar de algún tema que no fuese lo mediatico de momento o cultura pop (aún siendo yo mismo lo ignorante que soy, pero al menos intentando saber y hablar de otras cosas).
A algunos nos duele un poquito que algo que supo ser tan refrescante, un refugio para gente que por tener intereses considerados "raros", por más que no supiesemos de esos temas tratados, o no hayamos sido lectores de libros, perdamos ese ultimo lugar que teníamos.
Dolina mismo lo dijo en algún momento con otras palabras que ya no recuerdo; el problema no es que haya oferta de cosas que no nos gustan, el problema es cuando eso que no nos gusta se convierte en la norma y hace que "lo otro" ya no se produzca, no se haga, no se mencione y hasta se lo estigmatice. El problema, es que a algunos nos estan borrando, eliminando para siempre.
Para mi asombro e indignación, el licenciado supramentado (escribo mal, pero puedo escribir mucho peor cuando me lo propongo) eliminó mi comentario y me bloqueó en Instagram.
En mi descargo, solo diré que mi respetuosa observación —no indigna de la sutileza de un George Bernard Shaw o un Oscar Wilde— rezaba, no sin laconismo:
Licenciado, usted es capaz de cualquier cosa con tal de ponerla.
Me imagino a la mina entrando al baño y justo cuando nada podía malir sal, la cortina de la ducha se abre rápidamente y salta Rolón con una rosa en la boca y su guitarra, vestido con camisa blanca con volados y le canta un buen bolero de Luismi -lo cual ya de por sí es un oximoron- mientras balbucea la letra por tener todavía la misma en la boca.
Krank, muchos de tus comentarios los imagino siempre leídos al aire por Dolina ; y al negro estallando en una carcajada estrambótica junto a toda la mesa. Bah...en realidad me lo imagino ocurriendo hace 15 o 10 años atrás; hoy es imposible: estamos cancelados. Si, lo estamos. Cancelados por la producción del programa; estoy segura de esto ¿Pruebas? No las tengo. Sí, es pura suposición; lo siento así. Solo se leen mensajes de personas que viven en el exterior y de personas que dicen maso menos las cosas que inventa Ciudadano32 como chiste . Hasta poco antes de dejar de escuchar, mandé mnsjs todos los días. Le pedí a mi hermano que lo hiciera y tampoco. ( Igual mi hermano dejó de escuchar hace varios años pero se lo pedí igual y algunos mnsjs se los dicté yo) Y mi marido que incluso llegó a ser considerado "oyente de Cartel" en una época, mandó hasta hace muy poquito pero jamás lo leyeron ; ya se resignó. Y ojo, lo digo porque tanto mis mensajes como los de él no eran "amables", eran bastante camorreros; los de mi marido eran mayormente burlas contra el progresismo cipayo ( el feminismo especialmente) y contra los desatinos de Alberto El sigue escuchando igual ,como ya conté, yo no. Pero lo que me interesa decir es que también desaparecieron oyentes históricos,, pero especialmente lo que desapareció fue el mensaje "Incorrecto". De esos ya no hay mas.
Empece a escuchar el programa del 2016 que comentó ciudadano32 y la verdad que cuando se fue Dorio y Dolina quedó a merced de Barton, empezó la debacle fuerte del programa. Si bien es cierto que en 2008 ya habían empezado sus coqueteos progresistas convirtiendo al programa en un show de humor FM compatible con el gusto del oyente de FM Metro y de los egresados de Puán, la vuelta de Dorio le devolvió un toque de cinismo y malicia que había perdido, pero ...duró poco; enseguida volvió Guilespi y Bartón pudo desplegar su "saber" ( Barton siempre se sintió incomodo con Dorio) en cambio con Guile podía desarrollar los temas que cabían en su bolsillo; y esto no es una apreciación mía, se puede comprobar escuchando los programas de 2013.
"Ola negro querido te escucho siempre y me muero de risa con Burton cuando te reta! jajaja me encantan las istorias que contas y Gile tiene razon!! jajaja 🥰🌈🌈👭💚"
A Ciudadano32: Gracias por tu franqueza y apertura al responderme. Uds, que ha sido tan consecuentes, alguna vez se han reunido con Dolina? Ha promovido él encuentros con gente que lo admiraba tanto? No habría sido natural? Muchos otros lo hacen, y devuelven de ese modo la devoción de sus seguidores. A mi me parece que es muy inmaduro y poco capaz de retribuir. No creo que de lugar a que crezcan los que lo rodean.
Marta Durantini, ignoro si Dolina promovió alguna vez encuentros como los que mencionás; de cualquier modo, supongo que eso no ocurrió nunca. (Y está bien: rodearse de adulones y obsecuentes es una de las peores ideas del universo.)
En lo personal, mis cercanías físicas a Dolina fueron cuatro en total:
Una madrugada fui a la terminal de ómnibus para comprar cigarrillos (en esa época fumaba como un escuerzo, como todo el mundo en todas partes); ahí estaban Dolina y Stronati hablando con un grupo de gente mientras esperaban el colectivo para volver a Buenos Aires (habían hecho el programa en vivo por primera vez en mi ciudad). Me acerqué por un momento para verificar que fueran ellos y después volví a mi casa. (Todas mis anécdotas tienen este mismo interés; debería escribir un libro llamado Futilidades: una vida en vano, por decirlo así, con prólogo de algún tirador de cartas de tarot o algún psicoanalista de televisión.)
Fui a ver el programa en vivo dos veces, la primera por voluntad propia y porque era gratis.
La última vez que Dolina leyó al aire uno de mis mensajes, me acusó de forma insultante de pretensiones de editorializar el programa y no sé qué más. Como ser de luz incapaz de lastimar a otros o guardar rencores (como esos que compran los libros de Rolón), aproveché que Dolina iba a firmar libros en la explanada de un teatro local después de una presentación y fui hasta ese lugar en bicicleta (salvo necesidad especial, mi único medio de transporte); me acerqué al firmante en flagrancia de suscripción y le grité algunos de mis insultos favoritos, no sin preguntarle si no iba a hacerse el guapo ahí. Por suerte, ya reinaban la paz y el amor y la verdad y la patria es le otre y coso, así que solo recibí santurronas miradas de reprobación. (Menos mal, Dolina medía como dos metros y, a pesar de su edad, me la daba como en bolsa si me agarraba.) De cualquier manera, Dolina (que naturalmente ignoraba el motivo de mi agresión) se habrá preguntado a quién habría hecho deudor o cornudo aquella vez.
No siento especial simpatía por Alejandro Dolina (me refiero a la persona, no al artista); aun así, adhiero a ese principio estético atribuido a veces a André Gide, a Marcel Proust o a Marco Denevi: con los buenos sentimientos no se hace buena literatura. (Ni casi nada más, agrego yo.)
Jorge Dorio inauguró en LVST la costumbre de burlarse de miserables, pretenciosos e ineptos que quieren irla de sabios y profundos (somos Legión) con la frase «En la moto, la carrocería sos vos». Alguien tuvo la ardua amabilidad de enviarme algunas páginas del último libro de Rolón. No diré más.
Mariela, creo tener alguna evidencia de que muchos fueron cancelados. Hace unos años, cuando los mensajes de los oyentes se elegían entre los comentarios de la página de Facebook del programa, me bastó con enviarlos mediante la cuenta de mi novia (que era muy linda a pesar de ser mi novia) para que Dolina los leyera todos, sin excepción (datos inútiles sobre el Poincaré matemático y el Poincaré político, digresiones sobre técnicas de composición musical, diatribas contra las pseudociencias, ineptitudes varias, etcétera); comprendí que para Dolina, uno de los criterios de selección era la foto de perfil. Claro que con el paso del tiempo, las políticas de exclusión fueron adaptándose a las modas: la malicia, la ironía y la mala onda (es decir, el humor) fueron erradicados del programa; solo sobrevivieron los mensajes de felicitaciones, saludos y dedicatorias a la abuela Jorgelina.
A propósito de no tengo idea qué, o quizá por la alusión de FernandoWalrus a la afectación de Barton (que no me animé a verificar personalmente), recordé la terca insistencia de este (de Barton) en llamar «Si la cosa funciona» a la película «Whatever Works», que comienza con un maravilloso monólogo de Larry David de donde sale el título. Whatever works es la expresión equivalente a nuestros lo que vos digás, me da exactamente igual, lo que se te cante, ma' sí; es esa aprobación hija del fastidio y la indiferencia, resignación que puede y debe ir acompañada con una elevación de hombros. En realidad, no me molesta tanto la insolvencia de Barton, sino el hecho de que sea tan difícil comunicar hasta las cosas más elementales sin pérdida total. (Tú, que me lees, ¿estás seguro de entender mi lenguaje?)
Sigo oyendo programas hasta el 2007; ese es mi límite (aunque a veces negociable).
Estoy completamente a favor de reconocer el insulto como argumento válido en un debate; tiene mayor peso probatorio el indicar la ubicación del burdel donde trabajan la madre y la hermana del adversario que la demostración de sus errores de razonamiento o de cálculo. Lo que me resulta intolerable es la ausencia de originalidad, la falta de imaginación, la carencia de pasión en la diatriba.
¿Qué son esos deplorables quejidos de vieja constipada en batón y pantuflas que se levanta a las seis de la mañana para baldear la vereda y barrer con amargura las hojas que tanto le afean el frente de la casa? ¿Borges se molestó en escribir Arte de injuriar solo para que las generaciones futuras lo ignoraran? ¿Por qué la pereza mental de dar siempre al agravio la fatigada forma «Cuánto X que Y en Z, ¡eh!»? Se han oído difamaciones literariamente muy superiores a esas en la cola de la verdulería del barrio.
Ya que nuestra nación fracasó en todo lo demás, entonces hagámosla grande en ultrajes, líder mundial en humillaciones verbales. Y no, como hermana no tengo, con mis cosas sigo.
De Dolina no me interesan sus ideas sino su humor, que me ayuda a dormir con al cabeza vacía de pensamientos negativos. Veo que algunos frecuentes corresponsales toman en serio discutir sus ideas como si se tratara de un filósofo. A mi me parece un tipo frívolo, que cambia de acuerdo a sus amigos/novias circunstanciales, y que tiene una cultura de retazos. Se repite mucho y cree que 'eso es pensar', (lo que el hace). Mi gratitud como siempre a lo que mantienen este sitio. Saludos.
Marta Durantini, creo ser uno de los frecuentes corresponsales que mencionás; no escribo para contradecir tu comentario, sino para decirte que estoy de acuerdo en algunos puntos: Dolina no es un filósofo (tampoco lo son muchos que usurpan esa condición), es un tipo bastante frívolo (alguna vez intenté una torpe defensa del derecho a la frivolidad, pero ese no es el tema ahora), y a su cultura general le vendría bien algún que otro remiendo (pero ¿a quién no?). Lo de las repeticiones también es cierto; muchos sabemos con exactitud qué va a decir a continuación de ciertas palabras clave: ácido, rosas, labrador, truco, etcétera. (Todos somos igualmente previsibles, aunque nunca nos enteramos; sí lo saben quienes nos rodean, que sufren en silencio nuestras fatales recurrencias.)
Ahora bien: creo que, al menos en la parte de la historia de los medios argentinos que nos tocó presenciar, no hubo nadie que divulgara o discutiera temas literarios, filosóficos, históricos, políticos, científicos (con todas las limitaciones que solemos discutir), poéticos, musicológicos; el comunicador argentino típico se limitó siempre a los temas más prosaicos (que pueden ir desde la alcantarilla tapada de la esquina hasta la cotización de la papa en Balcarce sin pasar por ningún otro lado). Sí, también están quienes hacen radio alternativa, con el defecto de que esa radio es exactamente la misma que la otra, excepto que el conductor se tiñe el pelo de azul eléctrico y finge estar bajo la influencia de drogas duras para demostrar cuán loco está y cuán antisistema es.
Los Monty Python se propusieron filmar una antipelícula, una película en donde pudieran hacer todo lo que no podía o no debía hacerse según los estándares de la industria; de ahí salió Monty Python and the Holy Grail. Dolina procedió de forma análoga: jugó a los dados y a la pelota en la radio, hizo sombras chinescas y ballet, invitó al locutor de turno (Stronati) a participar activamente del programa fuera de su tarea asignada, cantó y tocó música en vivo, invitó a desconocidos para que presenciaran el programa (después tenía que esconderlos para que no los vieran las autoridades), se burló al aire de los productos y servicios que hacían publicidad durante el programa; hizo todo lo que no podía hacerse en radio, principio que luego aplicó a la televisión.
Entre todas esas transgresiones, estaban las charlas sobre los temas mencionados más arriba, inexistentes en otros medios argentinos que en general dedicaban todas sus energías al más sincero de todos sus intereses: las modelos sexis de 12 años. (Jeffrey Epstein, en Argentina hubieras sido un eterno aprendiz.)
Omitir al Dolina escritor, compositor y músico, poeta, divulgador, influencer avant-garde (fue considerado como una de las personas más influyentes de Argentina, y eso solo con un programa de radio de madrugada), honestamente comprometido con causas que no le convenían comercialmente, incitador de discusiones distintas a la preferencia por el calor o por el frío, etcétera, es omitir uno de los artistas más interesantes de los últimos tiempos (que no han sido demasiado generosos en ese aspecto ni en casi ningún otro).
Claro que cada uno tomará la parte que mejor le conviniera; el Dolina humorista no está nada mal, y muchos de los tramos que hay aquí hacen la vida más soportable (aunque casi no hay ninguno que no termine con la advertencia de que moriremos y que seremos un recuerdo, luego la sombra del suspiro de ese recuerdo y después ni siquiera eso: nuestra aniquilación será perfecta).
En lo que a mí me toca, Dolina fue una de las personas más influyentes en mi vida musical (en especial, por su insistencia en perseguir la elegancia en los procedimientos artísticos, y en su repulsión por los chantajes sentimentales, las expresividades circenses y los firuletes de cumpleaños); además, de no haber sido por su oportuna intervención, tal vez nunca me hubiera interesado por ciertos asuntos humanísticos. Quiero creer que la discusión de las ideas de Dolina (o de las ideas que cita) no es un acto demencial u obsecuente.
Creo que tenés razón. Probablemente él influyó mucho en gente joven, y entonces no es obsecuencia sino devoción lo que expresan los corresponsales, tan fieles, que sufren si ven que Dolina les falla. Yo lo conocí de grande, de vieja, más bien. Entonces nunca me deslumbró, pero su programa me ayudó en malas rachas. Gracias por tu detallada y sincera respuesta. Abrazo.
Respeto el comentario de Marta y estoy de acuerdo con el comentario de Krank.
Marta, al menos de mi lado, los comentarios que hago o que me gusta leer, son los que hacen pensar (aunque en el caso de los míos, seguramente hagan pensar, pero que estoy loco), los que toman un tema lo desarrollan y debaten, ya que en el programa no se hace más o se hace desde una marcada guía de etiqueta moral progresista y propagandista; es por eso que mis comentarios son criticos con el programa o temas que saco yo mismo, me gusta el debate y como el programa ya no pasa por esos lugares, los temas los tiro yo mismo acá. Algunos de acá hacen lo mismo, cada uno con sus intereses y es lo que le da valor a este sitio; de lo contrario, uno podria descargarse los programas viejos y listo (que fué lo que hice de todas formas, para tenerlos offline).
Esto es una apreciación mia, pero creo que a Dolina nunca le gustó la idea de ser cómico, pero siempre supo que era necesario, de lo contrario (y tu comentario es prueba de ello) la gente no lo escucharía. No está nunca de moda pensar. Lo que a mí me interesan son el debate y las ideas; el humor está bien y me gusta para pasar un rato sobre todo en las epocas de Rolón y Stronati, pero no creo que sea "el alma" de su obra sino mas bien un medio para llegar.
Después y sin ser un detalle menor, el programa y su (escueta) fama le permitieron acceder a su obsesión: mujeres. No lo juzgo.
Dolina me influyó mucho, no tanto en politica (lo empecé a escuchar ya siendo peronista) sino en la necesidad de ejercer el pensamiento y en dejar "magias" de lado que no me daba cuenta que estaban en mi cabeza por naturalizarlas tanto.
Después, me identifico mucho con él por su forma de pensar algunas cosas (con el Dolina joven digo, no este Dolina progre) y por lo poco que contó de su vida familiar, también tuve una madre que no sabía cocinar, también fuí/soy el unico peronista de la familia, sufrí a un padre que me quería obligar a comer garrones de carne barata diciendome "
¡probá, probá!, ¿como sabes que no te gusta si no probás?" (cosa que en mi infacia me causó varias anemias y un gran trauma con las agujas hipodermicas), también me sentí siempre bicho de otro pozo cuando en todos los ámbitos la gente hablaba solo de programas de tv, series, peliculas y futbol en lugar de algo interesante y me sentí humillado cuando nadie me daba bola al intentar hablar de algún tema que no fuese lo mediatico de momento o cultura pop (aún siendo yo mismo lo ignorante que soy, pero al menos intentando saber y hablar de otras cosas).
A algunos nos duele un poquito que algo que supo ser tan refrescante, un refugio para gente que por tener intereses considerados "raros", por más que no supiesemos de esos temas tratados, o no hayamos sido lectores de libros, perdamos ese ultimo lugar que teníamos.
Dolina mismo lo dijo en algún momento con otras palabras que ya no recuerdo; el problema no es que haya oferta de cosas que no nos gustan, el problema es cuando eso que no nos gusta se convierte en la norma y hace que "lo otro" ya no se produzca, no se haga, no se mencione y hasta se lo estigmatice. El problema, es que a algunos nos estan borrando, eliminando para siempre.
Vengo a denunciar un atropello a la libertad de expresión.
Hace unos días, comenté con ternura una conmovedora publicación en la que Gabriel Rolón conmemoraba el nacimiento de su media naranja, si se me permite el frenesí cítrico-complementario.
Para mi asombro e indignación, el licenciado supramentado (escribo mal, pero puedo escribir mucho peor cuando me lo propongo) eliminó mi comentario y me bloqueó en Instagram.
En mi descargo, solo diré que mi respetuosa observación —no indigna de la sutileza de un George Bernard Shaw o un Oscar Wilde— rezaba, no sin laconismo:
No hay derecho.
Me imagino a la mina entrando al baño y justo cuando nada podía malir sal, la cortina de la ducha se abre rápidamente y salta Rolón con una rosa en la boca y su guitarra, vestido con camisa blanca con volados y le canta un buen bolero de Luismi -lo cual ya de por sí es un oximoron- mientras balbucea la letra por tener todavía la misma en la boca.
Eso es aborrrr, aprendan.
Krank, muchos de tus comentarios los imagino siempre leídos al aire por Dolina ; y al negro estallando en una carcajada estrambótica junto a toda la mesa. Bah...en realidad me lo imagino ocurriendo hace 15 o 10 años atrás; hoy es imposible: estamos cancelados. Si, lo estamos. Cancelados por la producción del programa; estoy segura de esto ¿Pruebas? No las tengo. Sí, es pura suposición; lo siento así. Solo se leen mensajes de personas que viven en el exterior y de personas que dicen maso menos las cosas que inventa Ciudadano32 como chiste . Hasta poco antes de dejar de escuchar, mandé mnsjs todos los días. Le pedí a mi hermano que lo hiciera y tampoco. ( Igual mi hermano dejó de escuchar hace varios años pero se lo pedí igual y algunos mnsjs se los dicté yo) Y mi marido que incluso llegó a ser considerado "oyente de Cartel" en una época, mandó hasta hace muy poquito pero jamás lo leyeron ; ya se resignó. Y ojo, lo digo porque tanto mis mensajes como los de él no eran "amables", eran bastante camorreros; los de mi marido eran mayormente burlas contra el progresismo cipayo ( el feminismo especialmente) y contra los desatinos de Alberto El sigue escuchando igual ,como ya conté, yo no. Pero lo que me interesa decir es que también desaparecieron oyentes históricos,, pero especialmente lo que desapareció fue el mensaje "Incorrecto". De esos ya no hay mas.
Empece a escuchar el programa del 2016 que comentó ciudadano32 y la verdad que cuando se fue Dorio y Dolina quedó a merced de Barton, empezó la debacle fuerte del programa. Si bien es cierto que en 2008 ya habían empezado sus coqueteos progresistas convirtiendo al programa en un show de humor FM compatible con el gusto del oyente de FM Metro y de los egresados de Puán, la vuelta de Dorio le devolvió un toque de cinismo y malicia que había perdido, pero ...duró poco; enseguida volvió Guilespi y Bartón pudo desplegar su "saber" ( Barton siempre se sintió incomodo con Dorio) en cambio con Guile podía desarrollar los temas que cabían en su bolsillo; y esto no es una apreciación mía, se puede comprobar escuchando los programas de 2013.
"Ola negro querido te escucho siempre y me muero de risa con Burton cuando te reta! jajaja me encantan las istorias que contas y Gile tiene razon!! jajaja 🥰🌈🌈👭💚"
A Ciudadano32: Gracias por tu franqueza y apertura al responderme. Uds, que ha sido tan consecuentes, alguna vez se han reunido con Dolina? Ha promovido él encuentros con gente que lo admiraba tanto? No habría sido natural? Muchos otros lo hacen, y devuelven de ese modo la devoción de sus seguidores. A mi me parece que es muy inmaduro y poco capaz de retribuir. No creo que de lugar a que crezcan los que lo rodean.
Me encanta leerlos, un abrazo.
Marta Durantini, ignoro si Dolina promovió alguna vez encuentros como los que mencionás; de cualquier modo, supongo que eso no ocurrió nunca. (Y está bien: rodearse de adulones y obsecuentes es una de las peores ideas del universo.)
En lo personal, mis cercanías físicas a Dolina fueron cuatro en total:
Una madrugada fui a la terminal de ómnibus para comprar cigarrillos (en esa época fumaba como un escuerzo, como todo el mundo en todas partes); ahí estaban Dolina y Stronati hablando con un grupo de gente mientras esperaban el colectivo para volver a Buenos Aires (habían hecho el programa en vivo por primera vez en mi ciudad). Me acerqué por un momento para verificar que fueran ellos y después volví a mi casa. (Todas mis anécdotas tienen este mismo interés; debería escribir un libro llamado Futilidades: una vida en vano, por decirlo así, con prólogo de algún tirador de cartas de tarot o algún psicoanalista de televisión.)
Fui a ver el programa en vivo dos veces, la primera por voluntad propia y porque era gratis.
La última vez que Dolina leyó al aire uno de mis mensajes, me acusó de forma insultante de pretensiones de editorializar el programa y no sé qué más. Como ser de luz incapaz de lastimar a otros o guardar rencores (como esos que compran los libros de Rolón), aproveché que Dolina iba a firmar libros en la explanada de un teatro local después de una presentación y fui hasta ese lugar en bicicleta (salvo necesidad especial, mi único medio de transporte); me acerqué al firmante en flagrancia de suscripción y le grité algunos de mis insultos favoritos, no sin preguntarle si no iba a hacerse el guapo ahí. Por suerte, ya reinaban la paz y el amor y la verdad y la patria es le otre y coso, así que solo recibí santurronas miradas de reprobación. (Menos mal, Dolina medía como dos metros y, a pesar de su edad, me la daba como en bolsa si me agarraba.) De cualquier manera, Dolina (que naturalmente ignoraba el motivo de mi agresión) se habrá preguntado a quién habría hecho deudor o cornudo aquella vez.
No siento especial simpatía por Alejandro Dolina (me refiero a la persona, no al artista); aun así, adhiero a ese principio estético atribuido a veces a André Gide, a Marcel Proust o a Marco Denevi: con los buenos sentimientos no se hace buena literatura. (Ni casi nada más, agrego yo.)
Jorge Dorio inauguró en LVST la costumbre de burlarse de miserables, pretenciosos e ineptos que quieren irla de sabios y profundos (somos Legión) con la frase «En la moto, la carrocería sos vos». Alguien tuvo la ardua amabilidad de enviarme algunas páginas del último libro de Rolón. No diré más.
Mariela, creo tener alguna evidencia de que muchos fueron cancelados. Hace unos años, cuando los mensajes de los oyentes se elegían entre los comentarios de la página de Facebook del programa, me bastó con enviarlos mediante la cuenta de mi novia (que era muy linda a pesar de ser mi novia) para que Dolina los leyera todos, sin excepción (datos inútiles sobre el Poincaré matemático y el Poincaré político, digresiones sobre técnicas de composición musical, diatribas contra las pseudociencias, ineptitudes varias, etcétera); comprendí que para Dolina, uno de los criterios de selección era la foto de perfil. Claro que con el paso del tiempo, las políticas de exclusión fueron adaptándose a las modas: la malicia, la ironía y la mala onda (es decir, el humor) fueron erradicados del programa; solo sobrevivieron los mensajes de felicitaciones, saludos y dedicatorias a la abuela Jorgelina.
A propósito de no tengo idea qué, o quizá por la alusión de FernandoWalrus a la afectación de Barton (que no me animé a verificar personalmente), recordé la terca insistencia de este (de Barton) en llamar «Si la cosa funciona» a la película «Whatever Works», que comienza con un maravilloso monólogo de Larry David de donde sale el título. Whatever works es la expresión equivalente a nuestros lo que vos digás, me da exactamente igual, lo que se te cante, ma' sí; es esa aprobación hija del fastidio y la indiferencia, resignación que puede y debe ir acompañada con una elevación de hombros. En realidad, no me molesta tanto la insolvencia de Barton, sino el hecho de que sea tan difícil comunicar hasta las cosas más elementales sin pérdida total. (Tú, que me lees, ¿estás seguro de entender mi lenguaje?)
Sigo oyendo programas hasta el 2007; ese es mi límite (aunque a veces negociable).
Cuánto alienado semianalfa con carné de importancia por acá.
Estoy completamente a favor de reconocer el insulto como argumento válido en un debate; tiene mayor peso probatorio el indicar la ubicación del burdel donde trabajan la madre y la hermana del adversario que la demostración de sus errores de razonamiento o de cálculo. Lo que me resulta intolerable es la ausencia de originalidad, la falta de imaginación, la carencia de pasión en la diatriba.
¿Qué son esos deplorables quejidos de vieja constipada en batón y pantuflas que se levanta a las seis de la mañana para baldear la vereda y barrer con amargura las hojas que tanto le afean el frente de la casa? ¿Borges se molestó en escribir Arte de injuriar solo para que las generaciones futuras lo ignoraran? ¿Por qué la pereza mental de dar siempre al agravio la fatigada forma «Cuánto X que Y en Z, ¡eh!»? Se han oído difamaciones literariamente muy superiores a esas en la cola de la verdulería del barrio.
Ya que nuestra nación fracasó en todo lo demás, entonces hagámosla grande en ultrajes, líder mundial en humillaciones verbales. Y no, como hermana no tengo, con mis cosas sigo.