Daniel Franz
En Venganzas del Pasado desde el jueves, 19 de noviembre de 2015 a las 12:47 PM
Y daré el puntapié final retornando al inicial: debe haber algún motivo (que yo no sabría decir) por el cual no ha habido (casi) ninguna mujer aportando al humor de LVST en 30 años de historia.
Daril_dada: lo confirmo, tu comentario es genial.
Este tema de las distintas sensibilidades suele despertar muchas suceptibilidades (valga el juego de palabras) que a veces puede llevar a reducir lo que dice el otro a esquemas elementales, a nivel de titulares o slogans, y no se comprende lo que se está diciendo en realidad o en totalidad.
Quizás no debí haberlo planteado, pero al menos de esta manera el foro se sacudió un poco su letargo.
Más allá de esta discusión, quiero declarar públicamente que amo a las mujeres en general y a cada una de ellas en particular.
Sí, concuerdo en que la separación de sensibilidades en masculino y femenino es un poco arbitraria, y luego también lo serán las deducciones que se hagan a partir de ese supuesto.
Sin embargo... existe (al menos en tanto nos identifiquemos con nuestro yo relativo, pero dejemos el advaita vedanta tranquilo por el momento), por ejemplo:
- Si vemos un partido de fútbol junto con mujeres, tal vez no podamos creer que se pongan a hablar de moda o de cómo le va al nene en la escuela en vez de estar con los cinco sentidos en el tiro libre que va a tirar Suárez.
- Si queremos investigar qué ha pensado la humanidad sobre las grandes cuestiones existenciales, el sentido de la vida, de dónde venimos, adónde vamos, etc., casi será imposible encontrar una mujer que haya hecho sentir su voz en forma original e importante. Por algún motivo, la filosofía no es algo que entre en el espectro de intereses femeninos (no descarto que la razón de ésto sea que ellas ya conocen todas respuestas y nos las dirán a su debido tiempo, cuando maduremos).
- Si vamos al terreno artístico, la cosa cambia, allí encontramos gran cantidad de mujeres en muchas de sus ramas. En literatura, hay tantas o más buenas escritoras que hombres. Sin embargo, aun en este caso, las formas, las temáticas, los enfoques, etc, son diferentes, por lo que algunos críticos suelen hablar de "literatura femenina" o "poesía femenina", etc.
No hay en esto de las sensibilidades una identidad clara de género: creo que todos tenemos en nosotros ambas sensibilidades en mayor o menor medida, y claramente hay hombres en los que predomina la sensibilidad femenina (lo cual no necesariamente implica homosexualidad), y viceversa.
Es claro que en esta diferenciación no hay nada de juicios de valor. Ambas sensibilidades se necesitan y se complementan.
Siendo así, no es de extrañar que también el sentido del humor sea diferente, y consecuentemente sea distinta la receptividad a distintos tipos de humor y a distintos humoristas.
En mi experiencia (ya tirando la toalla en cuanto a no teorizar más al respecto) constato que es más fácil enganchar a un hombre en el credo doliniano que a una mujer. La mujer (en general) lo escuchará, quizás sonría en algunos momentos, quizás comente "qué locura las cosas que se le ocurren a este tipo", pero probablemente no habrá quedado cautivada por ese humor.
Mi esposa, sin ir más lejos, me acompaña al teatro cuando viene Dolina a Montevideo, me dice "estuvo bueno", pero sé que lo hace más desde un sentido de condescendencia y complacencia (facultades que sin duda las mujeres tienen más desarrolladas) que desde un interés real.
En fin, habría mucho más para decir, pero ya es muy tarde. Ha sido un día difícil para mí, he ido a ver la fiesta de inauguración del Estadio de Peñarol, siendo hincha de Nacional, para complacer a mi esposa y suegra. ¿Tal vez afloró mi sensibilidad femenina? ¿O tal vez lo hice por mi interés, para que después mi esposa me acompañe a ver a Dolina (sensibilidad masculina)?
Bueno, señor, no sé, déjeme tranquilo!
Chancho: mmmm, nunca escuché eso y dudo que Dolina se haya expresado de esa manera. Es indudable que el humor del programa se basa contínuamente en el doble sentido picaresco (que las mujeres en general disfrutan), pero ¿chabacano?
Sin embargo me permito lanzar una afirmación no exenta de audacia: el humor de Dolina encuentra mejor receptividad en los mecanismos del intelecto y sensibilidad masculinos que en los femeninos.
Desconozco los motivos. Tal vez los mecanismos femeninos requieran "algo más", tal vez una dosis de romanticismo o idealismo de la que el programa carece. Dolina hace humor, pero también puede apreciarse por detrás de la fachada a un individuo hondamente angustiado. Angustiado por lo que percibe como una falta de reconocimiento a su trabajo, por un sistema socio-económico injusto pero al cual no encuentra alternativa, por su imposibilidad de encontrarle un sentido trascendente a la vida, por la sensación de que la vida es "una herida absurda", y que "es todo, todo tan fugaz", todo ello agravado por la percepción del rápido paso del tiempo personal. Y me atrevo a decir que esto tal vez no encaje bien en la sensibilidad femenina, que me parece que necesita como un ideal, un sentido trascendente, algo más luminoso, digamos una esperanza.
Salvando las grandes distancias, pasa algo parecido -pero en mucha mayor medida- con Los Simpson; no conozco muchas mujeres que disfruten ese humor. Allí sí, la cosa es mucho más clara, más dura, más corrosiva, totalmente carente de esperanza en la humanidad (salvo por Lisa tal vez).
Pero todo esto no son más que elucubraciones muy audaces de mi parte.
Escuché el programa del 24-06-1998, muy bueno.
Buena participación de Vernaci, he de reconocer. Además creaba un ambiente especial con su risa sonora.
"Ese pianista debe ser muy cristiano, porque su mano izquierda no tiene idea de qué está haciendo su mano derecha", ja ja (Dolina citando anécdota de J.S.Bach).
"Yo tenía una empresa que colocaba puertas, y teníamos un empleado muy bueno, porque era bizco y podía ver al mismo tiempo si la puerta encajaba en las dos bisagras" ja, ja.
Daril_dada: sí, tenés razón, en la parte musical recuerdo que hubieron varias, pero yo me refería concretamente a participaciones en la mesa, a aportes al humor del programa.
No conocí a Vernaci, en algún momento buscaré alguno de esos programas que mencionás.
Personalmente, me resultaría tan extraño escuchar a una mujer participando en LVST como ver una al comando de un avión.
Y si ambas situaciones se dan simultáneamente, me quedaría en tierra escuchando el programa (solamente por la razón de que en vuelo no se puede sintonizar la radio, se entiende).
Maravilloso foro, que ha entrado en un período de hibernación.
Para sacudirlo un poco, tiro un tema arriba de la mesa: ¿por qué nunca ha habido una mujer (que yo recuerde) en la historia de LVST? ¿Y por qué nunca (qyr) ninguna fémina (u homínido en general) se ha quejado de esta situación un tanto discriminatoria? ¿Se asume tácitamente que el tipo de humor de LVST sólo puede ser hecho por hombres?
Y todos nos preguntamos lo mismo: Pourquoi? Pourquoi?
Esto nos deja a una clarísima enseñanza, que yo no sabría decir cuál es.
Anoche en el informativo "Subrayado" de Canal 10 (Saeta) de Montevideo pasaron un reportaje a Dolina en Paysandú. Lo busqué en la página de Subrayado para pasarles el link, pero aun no lo han subido, espero que en algún momento lo hagan. Estaré atento, pero para que la búsqueda no haya sido en vano les paso un artículo que encontré acerca de los reportajes, escrito por Dolina, que apareció en el periódico "El Bien Común" de Bariloche:
http://www.periodicodelbiencomun.com/arte-cultura/el-contestador-de-reportajes-dolina/
Este artículo me recordó una programa que desde hace algún tiempo están pasando en Tevé Ciudad, el canal de la Intendencia de Montevideo. Allí la modalidad es el auto-reportaje, o sea, el entrevistado (un político, un músico, un futbolista, etc) es también el entrevistador.
Siempre me pareció un formato bastante tonto. Por allí, por ejemplo puede aparecer el modesto Juan Ramón Carrasco preguntándose cosas tales como: "¿Por qué te quiere tanto la hinchada de Nacional, pero los dirigentes no?", y todo así.
Sin embargo, por ahí puede aparecer también un genial Leo Maslíah que con profundidad rescata el formato de la medianía. Lo recomiendo de verdad, sobre todo para los que no conocen a Maslíah. El reportaje es en serio, pero en la parte final, como no podía ser de otra manera, aparece su fino humor:
Sí, huevos llenos es lo que más se ve en estos días. De amor, de vida, etc.
(Es el alemán, perdón, perdón, perdón...).
Bendiciones para todos.
Muy bueno el segmento de las Bolas de Billar, no lo había escuchado.
Todos la rompen, como siempre.
"Y hablando de bolas, ha venido el Trío Sin Nombre", ja, ja.
Reportaje a Dolina que apareció hoy en El País de Montevideo, con motivo de sus presentaciones en Paysandú:
http://www.elpais.com.uy/divertite/arte-y-exposiciones/gota-oceano.html
Cuando vi el título "Somos una gota en el océano" pensé que se estaría refiriendo a la condición humana, pero en este caso no era tan mística la cosa.
..., comentario tan extenso como plagado de imperfecciones.
Y muchas gracias por haber leído mi comentario.
Azucena: sos divina. Me generás mucha emoción, de verdad.
Sólo quería que lo supieras.
Un abrazo grande.
(Perdón, pero este comentario se me ha hecho tan extenso que he sentido la necesidad de agregarle este pequeño prólogo, mediante el cual solicito las excusas del caso a los foristas que tengan a bien leerlo, o al menos intentarlo. Desde ya manifiesto todo mi reconocimiento y admiración para aquellos que tengan la paciencia suficiente como para leerlo hasta el final. Ciertamente yo no la hubiera tenido, de no haber sido por el hecho de que me he visto involucrado en la elaboración del comentario, en calidad de autor del mismo)
Amigo Julián:
Seguramente tienen razón tanto tú como Mariano C, y debo estar analizando mal los comentarios del foro. Mi punto fuerte (que aun estoy buscando) no es ciertamente el análisis minucioso de nada. Como creo que dije antes, hace un tiempo que he abandonado toda pretensión intelectual (que alguna vez tuve), del mismo modo que he abandonado mis juegos infantiles.
Para mí es suficiente si puedo captar –nada más y nada menos que- la esencia o el espíritu de las cosas. Lo cual casi nunca logro, de más está decir.
Bien, me queda claro que eres una persona de muy buena dotación intelectual y cultural.
Pero… (ahora viene la verdad) … (no, lo anterior ya era verdad, con lo cual queda refutado el famoso Teorema de Fermat/Barton), leyendo tus comentarios me da pena que despedicies tu capacidad ocupándote de contínuo en lo que opinan o dejan de opinar otras personas sobre tí. ¿Qué necesidad tienes de estar contínuamente descalificando, juzgando, clasificando a otros si ocurre que éstos te hacen comentarios irónicos, agresivos, o aun insultantes?
Como dijo un gran sabio (cuyo nombre no recuerdo): Si la verdad está contigo, ¿qué te pueden importar las críticas? Y si no lo está, ¿de qué te pueden servir los elogios?
Con todo respeto, me parece que hay en ti una excesiva necesidad de ser aceptado, de ser comprendido, de ser reconocido, de ser aplaudido. Cuando eso no ocurre, tu irritación te lleva a desbordes verbales tales que yo creo que a veces pueden llegar a superar la -supuesta o real- agresión recibida.
No es que yo no vea o no reconozca que algunos comentarios dirigidos hacia ti contienen dosis de veneno, a veces fuertes. ¿Cuál es el problema con eso? Creo que todos sabemos, incluso un recién llegado como yo, que muchos comentarios van dirigidos a buscar la reacción, a provocar la polémica intencionalmente, y no responden a la opinión real de quienes los vierten. U otras veces representan un escape humorístico para soslayar un tema que no quieren encarar tal como tú lo has planteado, o bien sobre el cual no tengan la información suficiente. En cualquier caso, ¿cuál es el problema si nuestra propuesta no es de buen recibo para algunas personas? Tal vez debamos pensar en formularla de otra manera, tal vez debemos quitarle densidad. O tal vez, finalmente, si nadie acepta nuestra propuesta, podamos llegar a la conclusión de que estamos en el foro equivocado para lo que queremos lograr. ¿Debemos por ello denostar a los que encaran las cosas de manera diferente a la nuestra?
Creo que hay que entender el tono general de este foro. Nadie viene aquí a aprender estructuralismo ni budismo. Hay mejores fuentes para ambas cosas. Aquí venimos todos a charlar, a intercambiar ideas, a enriquecernos y entretenernos a la vez con otros puntos de vista, de pronto a generar alguna polémica distendida sobre distintos temas, sobre todo acerca del programa de Dolina y alrededores. Y también, cómo no, tal vez de vez en cuando tirarnos alguna patadita por debajo de la mesa forma parte de los códigos que he podido percibir en este ámbito. No creo que haya que rasgarse demasiado las vestiduras con ese tema. Creo que un distendido “laissez faire, laissez passer” es la mejor política al respecto.
En lo que me toca, es verdad, he lanzado algunos comentarios irónicos dirigidos a ti (me disculpo nuevamente), los cuales, si me puedes creer, los hice más desde un espíritu lúdico de querer pinchar un poco el globo de un ego que visualizaba inflado con algunas libras de más, que desde el enojo o la irritación personal (o el deseo de “gastarte” como tú dices una y otra vez), de todo lo cual carezco en absoluto.
Podría decir en mi descargo que lo hice “en una buena” pero no, la verdad es que lo hice “en una mala”, o en el mejor de los casos “en una pícara”. Mal yo, y mi problema es corregir esa condición negativa de mi mente.
Ahora bien, te pregunto: ¿cuál es el problema con respecto al cual tú puedes hacer algo: los comentarios irónicos o agresivos o insultantes de otras personas, o tu reacción destemplada y desproporcionada hacia ellos?
Y ya que hablamos de “gastadas”, me parece apropiado traer a colación al rey de reyes en ese tema, el nunca suficientemente reconocido Dr.Tangalanga. Un maestro de la gastada, un verdadero artista. A veces cada tanto me da por volver a escuchar algunos de sus llamados clásicos (¿qué te parece el nivel intelectual en que me muevo, eh? Andá yebando, andá, vo compadrito…). El llamado “Plomero inseguro” es una pequeña joya, una obra maestra en el arte de provocar la ira. El tipo va tocando, con graduación magistral, todos los puntos sensibles del ego de una persona hasta que la hace estallar en cólera. Yo creo que los llamados de Tangalanga revelan el estado de nuestra alma (rioplatense al menos, pero creo que fácilmente se puede extrapolar a cualquier otra latitud) mucho mejor que cualquier estudio psicológico. Si nos agreden o nos sentimos agredidos, parece que necesariamente debemos agredir, si es posible con mayor fuerza. Parece que ésta es una respuesta básica, animal, instintiva, inseparable de nuestro ser humano. SIN EMBARGO, hubo algunos pocos honorables ejemplos que demuestran que esto no es así, que no estamos condicionados por nuestra animalidad, que en el fondo somos libres, que tenemos capacidad de elegir. En algunos muy destacables llamados podemos apreciar que los esfuerzos de Tangalanga por irritar encontraron del otro lado a personas de actitud serena, imperturbable, a las que, por más que quiso hacer enojar por todos los medios (cada vez más agresivos en la medida que no encontraba la respuesta que buscaba) no pudo sacar de su corrección y amabilidad. Esas personas tuvieron la capacidad de responder a un insulto con palabras amables, sin cortar la llamada y sin alterar en absoluto su cortesía y su buena disposición para ayudar a quien le estaba haciendo algún reclamo, por absurdo que éste fuera y a pesar de lo inapropiado de las formas utilizadas. Ellos supieron mantener esa actitud, inalterable, hasta el final del llamado. A veces, con hidalguía, el propio Tangalanga terminó aceptando su derrota y felicitando a estos verdaderos héroes anónimos. Confieso mi absoluta admiración por esos tipos. Si el mundo tuviera más de estas personas, sería un mundo mejor. Y a veces, cuando salgo a la calle de mañana, me acuerdo de ellos y me digo: “bueno, hoy probablemente saldrán a mi encuentro muchos tangalangas, mucha gente que tratará de hacerme perder la calma y la serenidad. Los encontraré en el tránsito, en la calle, en el trabajo, o tal vez cuando requiera un servicio en algún comercio, o quizás me llamen por teléfono haciéndome algún reclamo en un tono levemente agresivo. Aparecerán sin previo aviso, cuando menos me lo espero, cuando esté con la guardia más baja. Y cuando los tangalangas vean que no logran enojarme poniéndose delante de mí en la cola del supermercado, tal vez probarán empujarme sin disculparse, y luego tal vez apelarán a la ironía, y finalmente quizás lleguen al insulto directo. La vida-tangalanga va a poner a prueba mis supuestos progresos espirituales, de los que a veces me siento tan estúpidamente orgulloso, hasta el límite de lo soportable. ¿Tendré la presencia de ánimo necesaria para mantener la calma como la tuvieron esos grandes héroes anónimos?”.
Si es cierto que sabes más (y en muchos temas es probable que sea cierto) que los “gastadores vacíos”, los “lectores de solapas”, etc, ¿es necesario señalarlo, remarcarlo? ¿Es necesario humillar a otras personas por su falta de conocimientos en algunos temas? ¿No sabrán ellos más que tú en muchos otros? ¿No sabrán ellos más que tú en los temas que en verdad importan, en los esenciales, en los que hacen al “saber vivir”? ¿Qué es el saber (o mejor, la sabiduría) en definitiva? ¿Citar al Buda o a Jesús o a Ramakrishna es sabiduría? Recitar el Bhagavad Gita de memoria es sabiduría? ¿Tutearse con Platón, Heidegger, Sartre o Derridà es sabiduría? ¿Tener grandes conocimientos en alguna rama de la ciencia o de la tecnología es sabiduría? No, mil veces no. Humildad es sabiduría. Amor es sabiduría. Compasión es sabiduría.
Mira, hace poco que estoy en este foro. En este corto tiempo ya he recibido varios insultos, tales como “hipócrita”, “falso”, “cínico”, y algún otro más que no recuerdo. Aun mucho peor: se ha llegado al extremo de dudar de mi condición de uruguayo!!!
Si yo considerara, luego de un examen de conciencia, que alguno de estos insultos es cierto, ¿cuál sería mi problema? ¿Tratar de hacer callar a quienes me los dicen con otros insultos mayores, o tratar de superar en mí esas nefastas enfermedades del alma? Si ocurriera que ellos tienen razón, ¿no tendría que sentirme yo agradecido con quienes me han hecho ver mi deplorable condición y –sin saberlo- me han ayudado a superarla?
E inversamente, si luego de ese examen de conciencia, llego a la conclusión de que esos insultos no son ciertos, cuál es la utilidad de reaccionar insultando a su vez a esas personas, con insultos que, proferidos desde el enojo y la consiguiente obnubilación de la mente, seguramente serán también falsos? ¿Para qué seguir añadiendo leña al fuego? ¿Por qué mejor no extinguirlo? Si alguien me insulta, ¿no tiene ya bastante castigo con la condición negativa de su mente, en la cual el insulto se engendra? ¿Por qué añadir otro castigo más?
En el Dhammapada hay una frase famosa del Buda al respecto: “Nunca el odio puede poner fin al odio. Sólo el amor puede”. Perdón si en este punto se me pianta un lagrimón.
Y algunos siglos más tarde, los ecos de las palabras de Siddharta reverberan en un humilde carpintero de Galilea: “Si alguien te abofetea una mejilla, ponle también la otra”.
Otro lagrimón. Estamos todos nosotros muy lejos de poder entender y aceptar esta frase, pero sé que llegaremos a hacerlo, seguro, cuando dejemos atrás el ego, al igual que antes dejamos atrás nuestra infancia.
En definitiva, Julian: ¿por qué no adoptar una actitud más relajada, más compasiva, hacia los demás, ya sea que sepan mucho o poco de los temas que nos interesan, creamos o no que están equivocados, nos comprendan o no, nos acepten o no, nos traten como esperamos o no? ¿Por qué no vernos a todos como hermanos, posiblemente con distintas edades, posiblemente creciendo espiritualmente por variados medios y caminos, algunos muy distintos a los nuestros?
El mejor comentario que he leído desde que estoy en el foro, para mí fue uno muy breve que hizo hace poco Mariano C, cuando dijo que podíamos hacernos los malos pero que en el fondo éramos unos “tiernos”. Fue, además, el único comentario hasta ahora que me movió una cuerda emocional.
Salvando las distancias, me hizo recordar a la escena final de “Esperando la Carroza”, esa gran película argentina (con una impronta y un clima también muy uruguayos).
Allí, Susana, la histérica esposa del eterno desgraciado Jorge (excelente Julio De Grazia), luego de pasarse toda la película al borde de un ataque de nervios, siempre alterada, siempre gritando, siempre peleando con su esposo y sus cuñados y cuñadas, reclamando –con mucha razón- un alivio a su situación desesperada, pidiendo siempre “un poco de paz” (y recibiendo siempre el desprecio y la ironía), en ese momento estalla en una larga carcajada, que es observada por el resto de la familia con extrañeza e incredulidad. Cuando su cuñada (genial China Zorrilla) le pregunta: “¿De qué te reís?”, ella le contesta: “De vos”, y luego, mirando a la cámara (involucrando así sorpresivamente a un espectador que hasta ese momento había estado sentado muy tranquilo en su butaca), con una mirada muy tierna y compasiva, agrega pausadamente: “DE TODOS NOSOTROS ME RÍO”.
Extraordinario, diría Dolina.
Para mí, esta escena es una de las más conmovedoras en la historia del cine.
En un instante supremo, en el clímax del sentido de lo absurdo de la vida, esa mujer, agobiada, golpeada, despreciada, continuamente ninguneada, fue capaz de verse a sí misma, y a los demás, “desde afuera” y comprender, perdonar y sentir compasión hacia todos, aun hacia aquellos que la habían destratado hasta hacía unos pocos momentos atrás. Se reía, sí, pero no se burlaba, se reía compasivamente de lo absurdo e inútil de las pequeñas preocupaciones materiales, de esas cáscaras vacías que nos impiden alcanzar nuestra verdadera estatura espiritual. Y en esa mirada cálida, amorosa, compasiva, omni-abarcativa, “holística” como te gusta decir, pudo comprender las miserias de todos, incluso las propias. Pudo perdonar y compadecer a sus cuñadas egoístas, juzgadoras, irónicas e hirientes, a sus cuñados infieles, a su suegra, la tan complicada -pero entrañable al fin- Mamá Cora. Pudo llegar a sentir compasión incluso por un cuñado extremadamente difícil de querer (Brandoni extraordinario, colosal, de una perfección casi impúdica).
Y finalmente, cuando Susana gira su cabeza hacia la cámara, la mirada compasiva toma otro vuelo, va más alla y rompe el dique del compartimento estanco de la película, derramándose y extendiéndose sobre el espectador, sobre todos nosotros. Entonces, Susana cobra una dimensión trascendente, mística. Susana ya no es más Susana, ahora es el Buda compasivo. Susana ahora se trans-sustancia en el Cristo Salvador que nos mira con infinita compasión y nos dice “comprendo tus sufrimientos y estoy contigo en ellos, siempre. Ni un instante me alejo de tu lado. Te amo, no importa lo que seas, ignorante, sabio, chorro, generoso o estafador. Eres mi hijo. Te amo, sin condiciones. Ten fe en mí, hay un fin del sufrimiento. Cree en mí, de cierto te digo, eres salvo” (otro lagrimón, y otro más…).
Y ella pudo finalmente reír con ganas, por primera vez, comprendiendo en esa risa virginal que todo pasa, comprendiendo lo absurdo de desgastarse en odios y rencores, comprendiendo que nada dura demasiado bajo el sol, que no vale la pena dejarse agobiar por lo transitorio, que lo esencial no puede ser ese ir y venir alocado de la película de la vida con su carga inevitable de egoísmos y miserias, que hay “algo más”, algo permanente, algo eternamente dichoso, algo que sostiene, abarca, y trasciende a todo el plano material. Y comprendiendo que justamente, en esa mirada perdonante, amorosa, compasiva, hacia todos por igual, estaba la clave para alcanzarlo.
Bueno, así lo vi yo al menos. Tal vez los críticos especializados puedan tener una visión ligeramente diferente.
Pero sea como sea, con todo respeto te digo, esa mirada amorosa y compasiva es la que me está faltando en tus comentarios.
Estoy deseando verla (la mirada) para poder darte un día con todo gusto mi voto positivo.
Y si un día tomamos un café, seguramente las tostadas tendrán mejor sabor.
Un abrazo.
Estimado amigo Julian:
Ah, con lo de Suárez te convencí, ¿eh?
No deja de sorprenderme que conocieras el apellido de Obdulio. Para nosotros está casi al nivel de Artigas, pero no creía que mucha gente extramuros supiera de él. ¿Tú no serás uruguayo, no?
Insistes en inflar mi ego con tus elogios, pero no lo vas a lograr. Yo creo que me quieres alejar del budismo, para hacerme acólito de sabe Dios qué sectas satánicas. Después de todo, uno trabaja toda la semana para eso, ¿no verdad? Uno se apoya en los compañeros, ¿no verdad? Uno es uno más del equipo ¿no verdad? Valga la redundancia ¿no verdad?
Entrenamos en los charcos, después de la lluvia, la verdad que sí…
A mí no me saques del equipo ahora que agarré la titularidad y el capitanato. Y tampoco te voy a permitir que denuestes a mis huestes, a saber:
- Al chanchito no me lo toques, es un baluarte ahí en la punta. Claro, de su trotecito no lo sacás, a veces hay que pegarle algún grito, pero es un relojito.
- Enoch es un Godín, humilde, sobrio y efectivo, barre todo en el fondo y cuando sube a cabecear es medio gol. Anda mejor por la izquierda.
- Daril_dada es más tirando a Lugano, a veces te mete una planchita, pero lo hace desde el cariño (igual que Lugano). Vamos, nada que no se arregle con un fierrito y un poco de yeso.
- El pescadito tiene una habilidad ictícola para filtrarse entre las defensas cerradas. Jugador clave en el equipo. Además es por lejos el que pone más huevo (ho, ho, este chiste malísimo me vino desde mis ancestros alemanes. Sí, además tengo ancestros alemanes, aunque seguramente no lo vas a creer).
- A Mariano C aun no lo hemos podido convencer para que se integre al equipo, yo creo que podría ser un buen arquero.
Bueno, y enfrente tenemos el equipo que tú representas. Un digno rival sin duda, aunque a veces (digamosló) apele a algún recurso poco deportivo: la clásica tierrita en el ojo, alguna escupida al pasar, un dedo que se introduce en lugares recónditos del cuerpo humano (también llamado “la gran Jara”), alguna mordida en el hombro (ésto no recuerdo a ningún jugador que lo haya hecho), alguna sacada de pelota en la línea con la mano sin ser el arquero (tampoco recuerdo. Ah, sí, Kempes en el 78), etc. Pero bueno, aceptamos las reglas de juego con hidalguía y no somos de andar llorando.
Y la verdad, haciendo una autocrítica, nosotros también tenemos nuestras cosas... (pero mucho menos que ustedes, ¿eh?, ¿eh?).
Pero al final, como bien dice Mariano C, en el fondo somos unos tiernos, cuando termina el partido nos abrazamos y vamos todos juntos a tomarnos una, como debe ser.
Te mando un abrazo grande.
Ja, ja, take it easy Julian. Comprenderás que tu estilo, que es un poquitín agresivo, a veces puede despertar respuestas un poquitín irónicas.
Lo que no entiendo es qué tiene de extraño o particular que sea uruguayo que a tí te cuesta tanto aceptarlo. Al final lo que estás provocando es que crezca mi ego uruguayo, lo cual, como budista, trato de evitar por todos los medios (y si además citas a Onetti, bueno... el egómetro por las nubes).
¿Si te digo que Suárez es mejor que Messi me creerías que soy uruguayo? (en realidad no creo eso, ¿a quién voy a engañar?…).
Dices que te despides ahora sí definitivamente del foro, pero sin embargo yo creo que esa carga kármica que te ha impulsado a este retorno actual, va a buscar nuevamente una forma de expresión en este plano relativo, tal vez bajo otro nombre (u otro equipo de fútbol).
Pequeña nota al margen: El karma, como sabrás si has leído sobre budismo (ahora adopto temporariamente estricta seriedad budista) tiene que ver con el principio físico de acción y reacción. Si tú tienes un deseo fuerte, eso actúa como una acción, una fuerza, como una especie de “demanda” que le haces al Universo, digamos, y esa fuerza provoca una reacción que busca su forma de expresarse. Según el budismo, tus deseos te mantienen en este plano, en lo que se llama el “samsara”, el ciclo de nacimientos y muertes, hasta que, llegando a una cierta madurez espiritual, te haces consciente de lo insatisfactorio de ese ciclo y del sufrimiento contínuo derivado de él, y buscas la forma de ponerle fin. El Buda buscó y encontró el camino hacia el fin del sufrimiento, el llamado “sendero óctuple”, que no voy a describir acá pero que en su esencia apunta a la cesación de los deseos, con lo cual el karma se extingue y alcanzas el Nibbana o Nirvana, el estado en el cual eres (como siempre fuiste en realidad) uno con lo Absoluto.
Bien, ahora en un plano más distendido, te vuelvo a decir que este deseo fuerte que tienes de analizar, evaluar, calificar, juzgar, etc, los comentarios que otros vierten en esta página (a partir de lo cual supones y presumes intenciones, nacionalidades, religiones, etc) creo que va a buscar nuevamente su expresión en el futuro.
Por mí todo bien, reencánate todas la veces que quieras, no es ninguna molestia, por el contrario es un gusto conversar contigo (y esto es en serio, no es irónico).
Lo de reencarnar lo digo en forma laxa: en realidad, estrictamente, no hay reencarnación porque no hay almas individuales, pero eso ya es tema para charlar café de por medio, con tostadas si quieres (ja, ja, ésto sí fue irónico, te pido disculpas).
Ahora bien, si me nombras capitán del “FC Gastadores”, lo tomo con toda la seriedad que corresponde a un hijo del gran Obdulio: pelota bajo el brazo como en el 50, ceño fruncido, voz fuerte, palabras pocas pero firmes. Y todos me tienen que tratar de usted, ¿eh? Incluso ya estoy con ganas de dar mis primeras órdenes:
- A ver, Chancho, mijo, márqueme esa punta, que el Davolos éste le está pintando la cara! Apure ese trote!
- Enoch, deje un poco “El Capital” y atienda el partido, gurí. ¿Ese japonés Marx a quién le ganó?
Estimado Mariano C.: ¿Cómo es, hay que marcar lo que corresponde?
Si es así yo marcaría: simple, sencillo, cristiano, budista, musulmán, pacifista, sin denominación, ermitaño, ignorante.
Estoy con una duda entre "oriental" o "extraterrestre", así que me quedo con la encuesta y te la doy más tarde (siempre hablando de la encuesta).