Daniel Franz
En Venganzas del Pasado desde el jueves, 19 de noviembre de 2015 a las 12:47 PM
Mariela: el machismo y el patriarcalismo de nuestra cultura es un hecho, y cualquier movimiento hacia el fin de esta lamentable forma de dominación cuenta con mi total apoyo.
Ahora, ¿mostrar los pechos en una playa es una forma de lucha contra esa dominación? Bueno, puede ser una forma de lucha… más bien tonta, en mi opinión.
Yo arrancaría por otros lados, mucho más humillantes y sacrificados para la mujer que ponerse la parte superior del bikini en una playa.
Por ejemplo, ¿por qué la mayoría de las mujeres en nuestra cultura aceptan caminar en forma totalmente antinatural, con el talón a varios centímetros del piso, haciendo equilibrio entre las baldosas, con riesgo de caerse, no pudiendo acelerar el paso, exponiéndose a problemas en las articulaciones y tendones en el mediano o largo plazo? Ni hablar de esos zapatos (por no decir zancos) con plataformas altísimas, que obligan a la mujer a caminar haciendo un equilibrio casi circense? ¿Por qué no hay un “taconazo” o un “plataformazo” en el obelisco, donde se tiren para siempre esos horribles zapatos, inventados por los hombres para poder ver más atractivas a las mujeres, para que parezcan más altas, se le marquen mejor las curvas de las piernas y se les levante la cola?
¿Por qué muchas mujeres se sienten en la obligación de dejarse crecer las uñas mucho más allá de lo razonable, al extremo de que las tareas diarias de manipulación de cualquier objeto (sea un teclado de computadora o una franela) se tiene que ver seriamente dificultada (la verdad, no sé cómo hacen)? ¿Por qué no hay un “uñazo”?
¿Por qué aceptan dedicar gran cantidad de tiempo a pintarse las uñas (de las manos y pies), los párpados, las pestañas, la boca, etc, etc?
¿Por qué ya es moneda corriente, incluso a partir de la adolescencia, que se hagan (y continúen haciéndose regularmente por el resto de su vida) operaciones estéticas para agrandarse o hacer más atractivas aquellas partes de su cuerpo que saben son las más codiciadas por las miradas de los hombres? Gastando gran cantidad de dinero, soportando dolores, exponiéndose a infecciones hospitalarias… ¿Por qué no un “bisturazo” (o algo así)?
La lista sigue y sería interminable. Lo cierto es que las mujeres hacen enormes sacrificios y dedican muchísimo tiempo de su vida a hacerse atractivas (según el criterio masculino de lo atractivo). Si uno le pregunta a una mujer por qué hace todos estos sacrificios (yo lo hice), la respuesta es simple: porque a los hombres les gusta, y van a mirar antes a una mujer con tacos altos o plataformas, con uñas largas y felinas, pintada y maquillada y con senos o cola prominentes, y ya que estamos con una minifalda y un escote pronunciado, antes que a una mujer que no tenga esos “atributos” digamos.
Y si vamos al fondo de la cuestión de por qué la mujer acepta someterse a toda esta serie de horribles imposiciones sociales masculinas para verse bella y atractiva a la vista de los hombres, la respuesta es aun más simple: porque en este mundo competitivo, la mujer tiene apurarse, en su cuarto de hora más favorable, a tratar de encontrar en el “mercado” masculino al mejor individuo posible (según ciertos criterios) que le permita alcanzar los objetivos de “realización” que también le marca la sociedad patriarcal: casarse, tener hijos, formar una familia, y lograr una “posición social” lo más alta posible. Ese mercado masculino es limitado y la competencia de las otras mujeres es feroz, así que hay que luchar con todas las armas posibles. No hay fair-play aquí.
Por su parte, en este esquema los hombres tampoco se la llevan de arriba (aunque claramente la tienen mucho más fácil). También tienen su presión social para verse más atractivos ante las mujeres, pero va en otro sentido. Si bien no tienen la presión por verse tan atractivos físicamente, sí la tienen por alcanzar una posición socioeconómica destacada.
La mentalidad competitiva y neoliberal tan criticada (con toda razón) está en la política porque está en nuestra composición mental, en nuestra herencia animal ancestral.
Ese es el mundo actual (mayormente): el mundo del ego, el mundo de la competencia, donde “el otro” es un rival a derrotar para que nosotros podamos ganar. Es un mundo muy parecido al infierno.
Hay otro mundo posible, del cual he hablado aquí de vez en cuando, citando a los grandes maestros. Es el mundo de las trascendencia y la superación del ego. Es un mundo muy parecido al paraíso.
Hay una elección mucho mejor Daril: no prender el televisor.
Entiendo que no es fácil, pero es posible. Conozco gente (no sólo mis amigos monjes budistas), que han tomado la (sabia) decisión de no tener televisor en la casa. Y algunos tienen hijos chicos.
La postura “es mi cuerpo y hago lo que quiero” (falsedad absoluta por todos lados, pero no es lo que me interesa decir ahora) es válida si estamos solos en una isla desierta, pero si vivimos en sociedad hay que tener en cuenta que nuestras decisiones pueden causar molestias o ser chocantes o agresivas para otras personas. En el estado actual de las costumbres, una mujer o un hombre caminando desnudos por el centro sería molesto u ofensivo para la mayoría de las personas, y creo que está bien que HOY no se permita. Tal vez como dice Daril, dentro de 20 años las costumbres evolucionen hacia la aceptación social de la exhibición del cuerpo desnudo, y no habrá ningún problema. De hecho, ya hay ámbitos nudistas (playas, campings, hoteles) donde ésto es una realidad desde hace tiempo.
Creo que ninguna de las costumbres es moralmente superior a la otra, es sólo un tema de convenciones sociales acerca de la vestimenta. En definitiva, nada por lo que preocuparse demasiado, salvo para tratar de evitar ofender a otras personas.
Nada más para decir, pero quería llegar al comentario 13 que es un lindo número.
Ah, sí, yo también estoy en contra de la sociedad de consumo y todas esas cosas.
(enviado desde mi iPhone)
No me enteré de nada, ¿dónde es la cola para ir al tetazo, si se me permite la paradoja? (en cualquier caso me interesa).
Hablando seriamente (ahora soy otro tipo), recuerdo las palabras de un maestro espiritual indio que decía que podemos estar vestidos con más o menos ropa, o sin ninguna, pero no debemos olvidar que siempre estamos vestidos... con el cuerpo, que es un ropaje más, al cual debemos cuidar (como a toda la ropa), tratando de que dure el mayor tiempo y en las mejores condiciones posibles, pero recordando en todo momento que no somos nosotros, no es nuestro verdadero Ser.
Una de las consecuencias directas de esta verdad (a la que los maestros no llegan mediante el razonamiento sino mediante la realización directa de su verdadero Ser) es que no deberíamos vivir para darle satisfacción a nuestra vestimenta (el cuerpo/mente) sino que la ropa debería ser un vehículo útil a nuestras aspiraciones superiores.
Cuando lo vea a Tinelli le voy a comentar todo esto y seguramente me dará la razón, y se convertirá inmediatamente al Budismo.
(¿Bailando por un Nirvana? Mmmm mejor no le dijo nada).
… en esta querida parte del mundo, vale decir.
Sobre presidentes que se saltean todos los protocolos, acá tenemos una larga tradición, que por cierto no comenzó con el Pepe Mujica.
El recientemente fallecido Jorge Batlle (sí, sí, ya sé, no digamos nada más…) volvía loca a la gente del protocolo. Entre otras cosas, solía aparecerse en el Edificio Presidencial a pie y sin custodia. En una de esas ocasiones lo paró en la puerta un extranjero que evidentemente no lo conocía, y le preguntó si esa era la Casa de Gobierno.
Batlle le dijo: “Sí, es acá. Mire, casualmente acá trabajo yo, venga que lo guío y le presento a mis compañeros de trabajo”.
Entonces lo hizo pasar, le presentó a algunos de la guardia y secretarias, y le hizo una breve recorrida explicándole qué oficinas había en cada lugar (mientras saludaba a todo el mundo). Finalmente llamó a una secretaria para que lo siguiera acompañando y le dijo: “bueno, mi amigo, fue un gusto conocerlo, pero ahora lo dejo porque tengo que entrar a trabajar”. El hombre le agradeció y le preguntó: “dígame, ¿y ud qué hace acá?”. “Ah, yo soy el Presidente”.
El hombre habrá estado convencido de que le habían tomado el pelo hasta que llegó a wikipedia…
Respuesta tardía para Alicia de Montevideo: con toda la carga emocional que me mueve Bocelli, y en especial “Con te partirò”, entiendo que Luciano Pavarotti jugaba en otra liga; fue uno de los tenores líricos más grandes de todos los tiempos.
Todo un divo, además. Seguramente recordás cuando vino a Montevideo y actuó en el Centenario. No sé qué problema hubo con las entradas, pero lo cierto es que cuando Pavarotti comenzó su actuación, todavía había largas colas de gente tratando de encontrar su asiento, y comenzó a protestar a viva voz, con expresiones del orden de: “pero cómo puede ser”, “a ud le parece”, etc, o más enfáticamente: “uuuuh!!!”.
El murmullo fue creciendo en intensidad, y en un momento, Pavarotti interrumpió la actuación, insultó al público (“CRETINI !!”) y salió raudo dispuesto a irse del Estadio y cancelar la presentación. El único que pudo pararlo fue el entonces Presidente de la República, Julio Ma.Sanguinetti, presente en el espectáculo. Fue a buscarlo al camarín y luego de una breve charla y pedido de disculpas, lo convenció para seguir.
“Ah, si me lo pídeno lo presidente, sí” habrá pensado Pavarotti. Volvió al escenario y la función continuó y terminó sin más contratiempos. El público, olvidado del insulto (o asumiéndolo), lo aplaudió a rabiar.
Esta anécdota nos deja una enseñanza, o varias, aunque no sabría decir cuáles son.
Lo que es muy probable es que estas cosas sólo puedan ocurrir en esta parte del mundo..
Cuanto más uno trata de ver más allá de la superficie, más comprueba la veracidad de esa gran frase que escribió una vez Mariano C.: la gente de este foro son muy buenas personas.
Bueno, en honor a la verdad, y apelando a otra frase célebre de un entrañable y querible troll que nos visita regularmente, es necesario hacer una salvedad: “todos, excepto yo”. Aunque creo que de alguna manera me las he arreglado para disimular mis muchas fallas y limitaciones, y no desentonar demasiado.
Sólo quería decirles que me alegro de que la casualidad (como le suelen llamar a las infalibles leyes cósmicas) me haya traído hasta esta página.
Si alguien quiere acompañarme en el sentimiento:
https://www.youtube.com/watch?v=6FOG-1rmPHQ
Sublime.
A partir de un mensaje de una oyente (que escuchaba el programa desde hace 30 años cuando nació su hija, y ahora su hija tenía esa edad y etc), Dolina ingresó en una reflexión (al menos así lo entendí) sobre si una obra de arte tenía valor en sí misma o si el valor se lo daba cada uno de acuerdo a su carga subjetiva. Incluso comentó que ese tema había sido motivo de una discusión en un programa de Mirtha Legrand en el que fue invitado…
Personalmente no alcanzo a entender mucho el sentido de la discusión. Para mí es evidente que deben darse ambas cosas. Una música, una película, un programa de radio, evidentemente deben tener algún valor en sí mismos (al menos para gran cantidad de personas), de lo contrario no tendrían trascendencia, no serían difundidos, o directamente no existirían. Pero luego están las personas que reciben esa creación artística y pueden provocan en ellas distintas reacciones emotivas según asocien esa expresión artística a un particular momento de su vida, a la compañía en que se encontraban, etc. Esas personas le agregan al valor artístico intrínseco de la obra, una carga emotiva subjetiva y personal.
Entiendo perfectamente a la oyente (otra) que dijo que le costaba mucho escuchar el programa, porque le recordaba una época en que lo escuchaba en la cama junto con una persona muy querida que ya no estaba en su vida.
Perdón por ser autorreferencial: creo que “Con te partirò” es una bellísima canción, que a la mayoría de las personas que conozco les despierta un gran placer estético. Pero personalmente, además (sobre todo cantada por Andrea Bocelli y Sarah Brightman), me mueve una gran carga emotiva, porque me recuerda un viaje que hice en compañía del amor de mi vida, durante el cual escuchamos varias veces esa canción. Ella no me correspondió, por supuesto (de lo contrario, ¿cómo podría ser el amor de mi vida?) y aunque han pasado unos cuantos años, nunca he podido volver a escuchar “Con te partirò” sin que se me caiga una lágrima (por lo menos).
Lo que creo que es posible (y tal vez a eso apuntaba Dolina) es que uno, así como idealiza a una persona, también idealiza a todo lo que rodeaban los momentos en que uno veía o se encontraba con esa persona, incluyendo paisajes, calles, caminos, músicas, películas, programas de radio o televisión, etc. Y es posible que recordemos esos paisajes como más bellos de lo que eran en realidad, y a esas expresiones artísticas como dotadas de un grado calidad que en realidad no tenían.
Es posible. De cualquier manera, no creo que ese sea el caso de “Con te partirò”, ni tampoco de “La Venganza será Terrible”.
Sobre los comentarios de Dolina y Barton acerca de los aparatos (por no decir dispositivos) inteligentes, en especial la heladera inteligente, sólo se pueden decir dos palabras: geniales.
Gracias por el aporte Markos Gaston, pero ¿el nombre de segmento "dispositivo" (y en general, el nombre de todos los segmentos) salió del programa o es una creación de alguien en esta página?
Mire que hace tiempo que escucho LVST y no recuerdo que nunca Dolina haya dicho: "bueno, iniciando el segmento dispositivo, hablaremos hoy de...". Tampoco escuché "ya hicimos los anuncios de próximas presentaciones, comencemos con el segmento inicial", etc.
Por otra parte, si a ud el nombre "dispositivo" le hace gracia, lo felicito, ud debe ser hombre de mucho reír. A mí a lo único que me recuerda es a esos adminículos que se colocan algún lugar recóndito del cuerpo femenino con fines anticonceptivos.
Tengo una pregunta para Dolina pero no tengo apuro, espero a que salga del baño.
"¿Bloques o Segmentos?", buen nombre para un programa de TV donde se enfrentan dos equipos. Los veo mejor armados a los Bloques...
Aprovecho para hacer una pregunta (al foro, no a Dolina): ¿de dónde viene el nombre de "Segmento DISPOSITIVO"? ¿Dispositivo de qué? ¿No sería mejor "Segmento Cultural", por ejemplo? (me rompí la cabeza pensando, ¿eh?). O también, siguiendo la lógica impecable del "Segmento Inicial", continuar con "Segmento del Medio (Inicial)", "Segmento del Medio (Final)" y "Segmento Final".
O bien, si queremos ir a algo más elaborado:
1) Segmento Banalo-Teórico (Barton narrando una experiencia banal de su vida y convirtiéndola en teoría).
2) Pequeño Segmento Auditivo-Comunicacional (mensajes de los oyentes).
3) Segmento Histórico-Discotequeril.
4) Segmento Práctico-Utilitario (Consejos útiles para...).
5) Segmento Innominado-Inauditivo-Musical (Canciones por el Trío y el Sordo).
PD 3: Sí, sí, le voy a aflojar con lo que estoy tomando.
PD 2: "Get back" no sólo es la última canción de ese concierto, también es la primera.
“Everything else can wait, but the search for God cannot wait. Love one another”.
Según sus familiares y amigos más cercanos, ésta era una de las frases que solía repetir el beatle más místico, George Harrison. Y fueron también sus últimas palabras.
Pensaba en esas palabras mientras miraba una vez más el mítico “Rooftop Concert” de 1969 en el techo de los estudios de Apple Corps en Londres. Fue el canto del cisne de los Beatles, que se separaron poco tiempo después. Y se me ocurrió que el concierto mismo era una alegoría de esa búsqueda de la que hablaba George. El ser humano buscando llegar a la cima, tratando de expresar un grito de libertad, pero de libertad verdadera, no condicionada, tratando de romper las cadenas de los hábitos mentales que lo mantienen identificado al plano más bajo, al plano meramente físico de su existencia, en el cual cree ser un individuo separado del universo, y por lo tanto su mundo mental necesariamente debe ser egoísta y egocentrista.
Pero las cadenas son fuertes, los viejos hábitos mentales son difíciles de superar, y casi siempre, como en el concierto, terminan ahogando los mayores impulsos de superación espiritual, de trascendencia del ego y sus miserias.
La última canción del concierto antes de que fuera interrumpido por los policías fue “Get Back” (“get back, get back, get back to where you once belonged…”). ¿Casualidad, o una guiñada del cosmos?
Pero la búsqueda de Dios, o de la Verdad Absoluta, o del Sentido de la Vida, o como se quiera llamar, puede hacerse algo más fácil para los que estamos muy lejos del coraje y el espíritu indomable de los grandes maestros: “Love one another”. Como George Harrison llegó a ver con claridad, ese es el comienzo y el fin, el alfa y el omega de toda búsqueda espiritual verdadera.
PD: ¿A qué venía todo ésto? No me acuerdo. Perdón.
El programa del viernes, o lo que se pudo escuchar de él, me pareció muy bueno.
Está bien, Mariano, son opiniones y sensibilidades, como ud bien dice. Hace tiempo que me siento muy lejos del mundo de la intelectualidad y los intelectuales, y seguramente eso está influyendo en mi opinión.
Déjeme decirle que me río mucho más con Les Luthiers que con los Midachi.
No dije que Benedetti fuera un gran poeta (aunque si me lo pregunta, le diría que sí), sólo mencioné dos de sus libros, “Montevideanos” (que es una colección de cuentos) y “Poemas de la Oficina”, como ejemplos de esa mirada aguda y penetrante sobre el hombre común en situaciones comunes, con sus angustias, alegrías y miserias.
“Poemas de la Oficina” en particular, creo que es extraorinario. Ese hombre angustiado, atrapado entre las cuatro paredes de una oficina, haciendo un trabajo que no siente como propio, añorando los años felices y libres de la infancia y viendo como única via de escape de esa situación a esa añorada jubilación, la cual, cuando llegue, “habrá llegado demasiado tarde”... No apto para oficinistas demasiado sensibles.
Por poner otros dos ejemplos ilustres: "Montevideanos" y "Poemas de la Oficina", ambos de Mario Benedetti.
Pásese a Rolex Oyster Perpetual, Norberto, cuántas veces se lo dije!
Siendo un bartoniano convencido, sin embargo comprendo (y por supuesto respeto, faltaría más) las críticas que se le hacen, sobre todo en cuanto a sus carencias culturales. Es cierto, Barton no es un intelectual, y -lo mejor- tampoco pretende serlo.
Pero que se ocupe de temas cotidianos y -podría decirse- banales, está muy lejos, yo creo, de que sea superficial. Barton tiene una mirada muy aguda sobre esas situaciones, que le permite observar, analizar y comprender las motivaciones de las conductas de las personas con gran precisión. Tiene la capacidad de ver detalles del comportamiento de las personas (y sus motivaciones) que creo que a la mayoría de nosotros nos pasan inadvertidos. Creo que su mirada penetrante de las situaciones cotidianas no tiene nada que deberle, por poner un ejemplo ilustre, a las “Aguafuertes porteñas” de Roberto Arlt. Barton nos habla de nosotros, de cómo somos y de por qué actuamos como actuamos, ya sea en una academia de buceo, en un restaurante, en un cumpleaños o en el Colón. Nos pone un espejo, como decía antes. Y lleva a Dolina a ese terreno, en el cual, yo creo, también está lo mejor de Dolina.
Y ese aporte a mí –respetando otras opiniones- me parece más valioso que las incursiones “cultas” de Dolina, Dorio o Rolón. No me deja mucho una exposición de Dolina o Dorio sobre el neoliberalismo, convencido como estoy de que no existe "neoliberalismo" abstracto al que hay que combatir, sino que lo que hay que combatir es la raíz, el egoísmo en cada uno de nosotros. Siento muy lejanas las citas popperianas de Dorio o las reflexiones de influencia freudiana o lacaniana de Rolón. No espero que nada de eso me revele o me direccione hacia la verdad de la vida, convencido de que la verdad va por otro lado y no por los fuegos de artificio intelectuales. Me siento mucho más cercano a las simples pero atinadas observaciones de Barton –y también de Dolina, por supuesto- sobre los hábitos y costumbres cotidianas que todos tenemos y sobre las que me parece útil reírnos (en primer lugar), pero luego reflexionar sobre ellas, para tratar de cambiar.
Y pienso que ahí está también lo mejor de Dolina, en exponer y desnudar las miserias de las personas comunes en situaciones comunes, y no en sesudas reflexiones cultas donde me parece que a veces se mete en camisa de once varas y su pensamiento discurre por caminos sinuosos (por no decir que a veces creo que razona fuera del recipiente (vaya el homenaje a los geniales Luthiers)).
Aunque tal vez las personas que sepan más que yo (o sea, casi todas) me podrán corregir.
Creo que no es nada denigrante ocuparse de los temas cotidianos si se hace con la fineza y agudeza de visión que tienen Barton y Dolina. En eso Barton le marca el camino, le dice “esto es lo que tenemos que hacer, maestro, aquí está lo mejor de nosotros, este es el mejor aporte que podemos hacer al mundo”. Le dice: “Es por acá”.
Pese a lo cual no me opongo para nada a un 3er integrante que introduzca otro perfil y tal vez un mayor calibre cultural, para que el programa se haga más variado. Pero la base me parece que tiene que ser ese análisis costumbrista, en el que tanto Barton como Dolina tienen una habilidad maradoniana para tomar cualquier situación o suceso banal de la vida cotidiana, y transformalo en una teoría.
“La gravedad es una fuerza que todavía no se sabe muy bien qué es”.
Agregaría: como todas las demás fuerzas en el universo. Y como el universo mismo.
¿El humor de Dolina es ácido, como decía hoy un mensaje de un oyente? Sí, claro! No en el sentido (extraño) en que lo interpretó Dolina, de burlarse de los demás, pero sí en el sentido en que creo que el oyente lo dijo, en que refleja una visión sobre el mundo, la vida, la condición humana (y de sí mismo dentro de ella) muy negativa y pesimista.
Es cierto que en sus historias los estúpidos siempre “son ellos” como dijo, (y no sólo estúpidos sino también bastante míseros y egoístas) pero siempre son ellos como representantes del sentir y el pensar del hombre común. El comportamiento de los restantes personajes de sus historias, aparte de sí mismo, no es en absoluto mejor ni más ético. Creo que si un extraterrestre que no conozca a la raza humana escucha un tiempo LVST (en el supuesto de que pudiera entenderlo) su opinión de la estatura moral y espiritual de la misma seguramente no será muy elevado.
Aun más, creo que en esa acidez está el punto más alto del humor de Dolina, porque allí nos identificamos todos, nos vemos reflejados en nuestras miserias y nos reímos de nosotros mismos. Lo cual es muy sano, siempre que no nos sirva para regodearnos en nuestras miserias, sino que nos impulse a crecer.
Pero es verdad que esa posibilidad de crecimiento no está presente en el humor de Dolina. Su humor actúa como espejo, como reflejo (muy exacto) de nuestra condición humana, y no intenta trascenderlo.
Como toda persona dotada de gran inteligencia que aun no le encuentra un sentido final a la vida cae en el pesimismo, a veces cercano a la depresión.