Krank vor Liebe
En Venganzas del Pasado desde el martes, 13 de septiembre de 2022 a las 04:16 PM
Ciudadano32, me interesó el video del recruiter de BlackRock; no sé si será completamente real (no es un problema de fondo), pero muchos de los conceptos (como el de llevar a una potencia mundial a la quiebra haciendo crecer artificialmente sus gastos de defensa hasta las nubes, la estrategia usada para disolver la URSS, o el de provocar intencionalmente volatilidad para generar grandes beneficios a muy corto plazo) parecen muy consistentes con la actualidad; también la observación de que ya no es necesario operar en secreto porque en el fondo a nadie le importa nada. En todo caso, parece bastante cierto que es más fácil engañar a alguien que convencerlo de que fue engañado.
Estoy de acuerdo con que la política actualizada del Flower Power es una porquería que provoca víctimas de un solo lado, pero usar con éxito otros métodos más radicales requiere habilidades propias de sociópatas altamente funcionales que no siempre son fáciles de encontrar; cada vez que hablo sobre esto, recuerdo a los Berserkir y al aprovechamiento que los Vikings hacían de ellos.
Ya que no hablábamos de Dolina, recordé unos tipos conocidos de hace mucho tiempo que hicieron varios temas exitosos; en uno de ellos se encuentra la línea «Dolina está en la radio, y yo en ningún lugar». Dolina siempre estuvo cerca.
https://www.youtube.com/watch?v=kg4eZHp7Jdc
(Ahora el sonido resulta artificial e insoportable, creo que en especial por esos sintetizadores DX7, M1 y similares que habían perdido lo mejor de las tecnologías analógicas y que aún no incorporaban lo mejor por venir de las tecnologías digitales. Como fuera, estaba Ariel Pozzo, nuestra mezcla de Van Halen, Gilmour y Brian May local, y uno de los mejores guitarristas eléctricos que haya conocido.)
Me tomé un descanso, vuelvo más tarde. (Lo digo como si eso pudiera importarle a alguien, pedazo de idiota.)
Sí, Mariela, me refería exactamente a esa persona (el otro, encima de malo, no es nada idiota); en ese momento (y en muchos otros posteriores), la bajada de línea era: «No es necesario hacer nada, el pueblo es sabio y al final siempre defiende sus intereses»; miles de psicólogos (bah, psicoanalistas), politólogos, analistas de la actualidad, antropólogos sociales, periodistas con sentido común y licenciados en arte precolombino nos explicaban con gran autoridad y con muchas citas de Derrida, Foucault y quizá hasta de Lacan, por qué era imposible que ocurriera lo que finalmente ocurrió; como de costumbre, prefirieron omitir los datos duros de la realidad y negar que bastaba con manipular cognitivamente a la masa para convencerla de que sus intereses eran los mismos de sus explotadores.
Recuerdo que un comunicador muy improvisado y muy obsoleto del gobierno dijo en el 2015: «Hace 50 años que estoy en la política, y nunca vi que pasara algo como esto»; me hubiera gustado recordarle que si hubiéramos preguntado a nuestros bisabuelos si alguna vez llegaríamos a la Luna o a viajar desde París hasta New York en 3 horas y media, también nos hubieran respondido que no dijéramos pavadas porque nunca habían visto que ocurrieran cosas así, y que por lo tanto era imposible. Hubiera sido inútil, era impermeable a la objeción.
(En este mismo instante, millones de pobres e indigentes tienen sueños húmedos con una Argentina sin Estado, sin educación ni salud pública, que deje de cobrar impuestos a los empresarios que, a cambio, derramarán sus utilidades en emprendedores exitosos y bien nacidos como ellos, no como esos morochos que gastan el millón de pesos del plan social en vino, drogas y Penetrit para lubricar el fusil Kalashnikov que les da el gobierno junto con la Tarjeta Alimentar para hacer la revolución comunista.)
Ya sé que todo lo que escribo es reiteración, lugar común que pierde fuerza y sentido a fuerza de repetición; sería un insulto suponer que te lo digo a vos o a Ciudadano32, como si ya no supieran de sobra todo eso y mucho más; supongo que es apenas un énfasis y un grito de impotencia ante fuerzas tan superiores y tan buenas en lo que hacen.
Paso por un momento a Dolina: por supuesto que nunca sugerí que fuera infalible (de hecho, algunos de sus sesgos recurrentes, como el de echarnos a los ciclistas la culpa de todos los males callejeros en ciudades diseñadas para ejercer la tiranía del automóvil, me provocan la tentación de ahorcarlo); sí sostengo que, como en el audio que señalaste, el programa de Dolina estuvo salpicado a lo largo de los años de advertencias sobre cosas que estaban haciéndose muy mal en términos de comunicación (el ejemplo del exagerado peso que se pretendió dar a las preferencias políticas de los artistas es muy representativo). No olvido que la profesión original de Dolina fue la de publicista, y que tal vez ahí desarrolló una intuición especial para saber qué funciona y qué no para llegar al público; seguramente notó que las consignas mas exitosas de los adversarios siempre tenían la musicalidad y la brevedad de un jingle (un meme de diseño).
Hace frío en el scriptorium, me duele el pulgar.
(No, el invierno aquí es una tradición ya olvidada; toda la temporada en remera de mangas cortas. Creo que esta vez sí rompimos el clima en serio.)
Que también puede traducirse como Le temps detruit tout.
¡Pum para arriba!
Move along, nothing to see here.
De paso, quiero recordar que Alejandro Dolina siempre recomendó el pragmatismo político (compatible con una doctrina de tercera posición y hasta indispensable), advirtió del peligro de dar por sentado que todo adversario es por definición un estúpido incapaz de producir efectos en el mundo real (¿cómo podría un idiota de derecha como ese llegar a la presidencia de la Nación?), y elogió la inteligencia de saber cuándo rendirse para no producir más bajas innecesarias, entre otras sugerencias muy útiles y que deberían haber sido oídas por los suyos (que nunca lo tuvieron muy en cuenta que digamos). Dolina es también una de las pocas personas públicas que se atreven a decir «No lo sé» cuando no saben. (Tuvo sus pocos momentos dogmáticos, pero ¿quién no?)
Ciudadano32, cargué las tintas sobre Pigna del mismo modo que podría haberlo hecho sobre Sztajnszrajber, sobre Peñafort (y aquí tengo que omitir miles de apellidos por motivos de espacio) porque me parece que configuran una tipología de persona sumisa y soberbia al mismo tiempo, que afirma conocer la realidad cuando en realidad le da la espalda y prefiere llegar fenomenológicamente a la conclusión que más le agrada, adicta al halago y a los seguidores incondicionales (hábito que la redes sociales potencian mucho), disimuladamente fundamentalista, subrepticiamente sectaria, algo hipócrita, ideológicamente pura. (Cuando en el programa de Dolina se hablaba de pureza extrema, Jorge Dorio solía citar una frase atribuida a Perón: «Algunos hombres son como el agua destilada: no sirven ni para beber ni para regar las plantas».)
No quiero hacer de esto una pieza doctrinaria, no me da el cuero para eso; solo quiero expresar mi fuerte sospecha de que la actividad pública de esa clase de personas es más perjudicial que beneficiosa para los más débiles en todo sentido (que serán quienes finalmente pagarán todos los costos), y mi cuasi convicción de que no hay forma que no lo sepan.
Tampoco estoy seguro de que la mera exposición de una atrocidad (histórica o actual) produzca necesariamente indignación ante la injusticia, y que incluso puede hasta exacerbar la crueldad: por ejemplo, hace unos diez días, Ta'kiya Young, mujer negra embarazada de ocho meses, fue fusilada dentro de su auto por un policía, por un presunto hurto de alcohol en un almacén; el fusilamiento, grabado con detalle por las bodycams de los policías y disponible en casi todas las redes, fue masivamente festejado por los usuarios porque «a la ley hay que respetarla». ¿Recordás el caso análogo del jubilado Vicente Ferrer en el Coto de San Telmo? Se me ocurre que subestimar el sadismo potencial de una turba no es buena idea, como aquellos contemporáneos de Giacomo Casanova que iban a las ejecuciones públicas para tener relaciones sexuales mientras miraban cómo guillotinaban a alguien.
Entonces, ¿qué habría que hacer? ¿Ocultar la historia, ignorarla? No lo sé; sí sé que en este mismo momento hay una candidata argentina a un alto cargo político haciendo apología del genocidio e incitando con éxito a sus seguidores a burlarse de la tortura y la desaparición forzada de personas.
Ciudadano32, sé que en el fondo no respondo ninguna de tus preguntas (o quizá sí); no tengo interés en caer en la tarea policial de linkear muchos «Mirá qué dijo X el día Y a la hora Z» (por supuesto que absolutamente ninguno de nosotros resiste un archivo, por supuesto que si pasara la Justicia personificada a nuestro lado, no nos saludaría); sí tengo toda la intención de decir que quien sabe que su actividad pública es potencialmente perjudicial para los intereses de los menos favorecidos, pero que al mismo tiempo se niega a dar un paso al costado, es también cómplice del posible genocidio social que se viene.
Vi el video de Felipe Pigna que compartiste sobre las elecciones del 46 y la verdad flojito flojito, Todo en un tono "JO JO mira que salame que era Braden Jo jo"
Exactamente, Mariela: esa progresía correcta, cobarde, mafaldista, ególatra, endogámica e incapaz de detener un genocidio por temor a transgredir accidentalmente alguna ordenanza municipal también es cómplice de este momento histórico; le dijeron a la gente «No se preocupen, al final los buenos siempre ganan y los malos terminan en la cárcel», la pasteurizaron, le neutralizaron el género, le quitaron los instintos de supervivencia (tan útiles para seguir siendo la especie dominante), la entregaron atada de pies y manos a quienes sí entienden cómo funciona el mundo real. Para los miserables como Pigna (buen ejemplo de lo dicho anteriormente), todo se reduce a ganar alguna batalla retórica en algún programa de televisión visto por diez personas semidormidas y babeantes, y a presumir superioridad moral e intelectual.
Una vez pensé irónicamente mientras oía a un ex funcionario recién sobreseído: «Endeudó al país por varias generaciones, cobró comisiones millonarias en dólares por hacerlo, no será condenado porque tuvo la precaución de que todos sus actos fueran formalmente legales, terminará la entrevista y volverá feliz a su casa, donde lo espera su familia para abrazarlo y felicitarlo. Seguramente vivirá bien hasta una edad muy avanzada y morirá rodeado de todo el cariño y los cuidados que el dinero puede pagar. Qué imbécil».
O como ese personaje de Sobre héroes y tumbas:
¡Cuánta reserva de imprevisión y de estupidez había aún en mi espíritu! Pensar que yo me consideraba como un lince, que creía no dar un paso sin examinar previamente el terreno, que me consideraba un razonador potente y casi infalible. Pobre de mí. No me fue difícil entrar en relaciones con la ciega. (Como quien dijera, "pedazo de idiota, no me fue difícil lograr que me estafaran".)
Dije que Felipe Pigna era un miserable como tantos otros de su clase, y no me retracto: no puede ignorar, no tiene derecho a ignorar que sus palabras llegan a millones de personas que le creen, y que predicar esa pasividad y esa mansedumbre con un enemigo a la vista feroz y carente de compasión es un crimen, una monstruosidad cuyas consecuencias jamás llegarán hasta la torre de marfil donde redacta sus valientes alegatos para Página Coso y similares.
Por todo lo dicho, Dolina me produce ternura cuando se queja de que su teléfono Samsung hace llamadas no solicitadas por él; si tuviera idea de qué tiene realmente en el bolsillo, además del peine y la libreta de enrolamiento.
Esa es mi pregunta, Ciudadano32: si Google LLC es víctima de personas altamente organizadas para usar sus plataformas con el fin de imponer gobiernos mediante la manipulación del votante, o si la empresa directamente presta ese servicio junto las herramientas necesarias como parte de su oferta regular; creo que por lo que señalás sobre los mecanismos de verificación, la respuesta es evidente. (Quedaría obtener alguna evidencia dura, pero en el fondo da igual; del mismo modo que la inmensa mayoría de la gente regaló sin resistencia esa privacidad que tanto le importaba antes de las redes sociales, supongo que hoy hasta defendería el derecho de Google a hacer lo que quiera con sus recursos tecnológicos; no comprenden que una democracia en la que los votantes carecen de libertad real de elección es una contradicción insalvable.)
Con respecto a la empresa que mencionás, una cantante que produje en el 2011 compró 2.000 seguidores de Facebook por algo de 500 dólares anuales. (En ese caso en particular, por producir se entiende prestar todos los elementos necesarios para completar un álbum, incluidos instrumentos, músicos, grabación, mezcla y masterización.) Esa fue mi primera noticia de esa clase de comercio; después me enteré de que los seguidores eran una mezcla de bots y personas reales, mayormente de Panamá, que vendían su tiempo en modalidad de teletrabajo; supongo que serían más o menos los mismos que trabajaban para el ya mencionado Alexander Nix o el sociópata altamente funcional que estuviera de turno en ese momento.
Sí, Ciudadano32, conozco StyleGAN y en algún momento jugué bastante con su API para forzar la generación de sidedemons (que eran mucho más interesantes que los rostros normales), pero en este caso puntual me refiero a otra cosa: hay cuentas de personas reales que conozco (directamente o por referencias de otras personas que las conocen) de las que exportan nombres de usuarios y fotos de perfil para crear otras similares; por ejemplo:
Cuenta real: https://www.youtube.com/@LaraSambert
(Persona real, música argentina, cantante profesional, responde mensajes, existencia verificable, tuvo un momento de fama hace unos años en televisión.)
Cuenta semiclonada: https://www.youtube.com/@LaraSambert9437
(Usuaria sin videos ni suscriptores, no responde mensajes, cuenta de creación posterior, dedicada exclusivamente a comentar miles de videos políticos de la forma más obsecuente y automática; la foto de perfil es la que tenía la cuenta original de @LaraSambert hace unos días y que aún conserva en SoundCloud.)
A esto me refería, Ciudadano32; detecté muchas más cuentas semiclonadas como esta que no usan StyleGAN para generar fotos de perfil creíbles, sino que extraen datos públicos de personas reales (copia literal del nombre real, variación del nombre de usuario, foto de perfil no modificada), supongo que para darles aún mayor verosimilitud a primera vista (aunque cada vez menos, el uncanny valley aún sigue ahí). Hasta donde pude verificar, al menos tres de esas personas dicen no haber estado enteradas de la existencia de esas cuentas clonadas con actividad puramente política. (Podrían mentir, podrían ser cuentas secundarias para proteger sus cuentas primarias, pero tengo la impresión de que no es así en estos casos particulares.)
A propósito de bots, Ciudadano32, noté que los suscriptores de algunos canales de YouTube patrocinados por NordVPN aprovechan los comentarios para quejarse por la baja calidad actual del servicio (nada para asombrarse, sabemos cuál es al menos uno de los motivos). Ahora, el candidato que me abstendré de mencionar (porque la repetición ad náuseam de su apellido ya me llenó el lóbulo frontal, entre otros distritos de mi menguada humanidad) publica un video muy occidental y ario (aunque ahora agregó un rabino para que no se notara tanto); en menos de cinco minutos tiene 3.000 likes y 200 comentarios chupamedias, en su inmensa mayoría de cuentas con uno o dos días de antigüedad, sin videos y sin suscriptores (aunque con nombres de usuarios que son variantes de nombres reales y fotos de perfil que pertenecen a esas personas).
Hasta ahí, todo como de costumbre: guerra cognitiva en las redes (los grandes números de seguidores desalientan y hacen que toda resistencia parezca banal), efecto Mateo, explotación del sesgo de confirmación, y todo así.
Mi pregunta no retórica es: con independencia del uso extensivo e intensivo de VPNs e IPs aleatorias, API de ChatGPT y otras inteligencias artificiales blandas, etcétera, ¿la empresa Google LLC es técnicamente incapaz de detectar patrones de actividad inusual como esos, o sencillamente es parte del negocio? Los argentinos ya tenemos experiencia con la eficacia de esas operaciones (hace unos días mencioné a Alexander Nix y a Facebook, que tuvieron grandes éxitos con tecnologías muy inferiores a las actuales).
Reconozco con un poco de tristeza que el acto de oír estos audios que compartió DavidV (gracias nuevamente) modificó mi recuerdo de Gabriel Rolón. Ahora puedo distinguir claramente esa pedantería que mencionó Mariela, que quizá omití en otra época por motivos de afecto; me refiero a ese escepticismo insobornable que Rolón pretende aplicar a todo el universo (hasta en los segmentos humorísticos), con las muy convenientes excepciones de su profesión y de la infalibilidad de Lacan. Ese condescendiente autoritarismo epistemológico que prefigura al Rolón actual —un señor carente de sentido del humor que arroja limosnas de sabiduría desde su pedestal— me cae grueso, muy grueso, aunque no me resulta especialmente disonante en un país decidido a poner su futuro en manos de economistas al menos tan prepotentes y falaces como Lacan.
Me enviaron un link para probar Bard, de Google; por algún motivo, recordé el chiste recurrente de Dolina sobre el paisano que fue a comprar supositorios y pregunté:
«¿Por qué el paisano se comía los supositorios en lugar de usarlos de la forma convencional?».
La respuesta fue:
«El paisano se comía los supositorios en lugar de usarlos de la forma convencional porque no sabía cómo usarlos correctamente. Probablemente, el médico le dio las instrucciones de forma oral y el paisano no comprendió que tenía que introducir el supositorio en el recto.
También es posible que el paisano no se atreviera a introducir el supositorio por el recto. Puede que tuviera miedo o vergüenza de hacerlo. En este caso, se comía el supositorio como una forma de evitar el contacto con el recto.
Independientemente de la razón, el hecho de comer los supositorios no es una práctica segura. Los supositorios están diseñados para ser disueltos en el recto, y si se comen, pueden provocar malestar estomacal, náuseas y vómitos.
Aquí hay algunas recomendaciones para usar los supositorios de forma segura:
Me inquietó esa sugerencia de pedirle ayuda a un amigo. Como fuera, desconfío de una IA que no comprende el chiste del paisano que fue a comprar supositorios.
Ciudadano32, puedo resistir todo, menos la tentación.
Mariela, me pone muy triste el saber que el psicoanálisis enmascaró tu enfermedad durante tanto tiempo, y me alegra la intervención de tu tío; no es la primera vez que oigo esas demenciales metáforas entre órganos y padres, la somatización como explicación a todo, etcétera. (El «etcétera» no es ni retórico ni humorístico esta vez; tengo que parar aquí porque la furia por lo que contás me excede, tengo ganas de encerrarme a solas con algún psicoanalista para explicarle dos o tres cosas de la forma más didáctica que un martillo galponero pudiera permitir.)
Me gustaría decir algo sobre el caso Dora (que citaste tan magistralmente), pero no es el momento: estoy sinceramente enfurecido. Me limitaré a recordar que Eric Woolfson (uno de mis artistas favoritos junto con su socio Alan Parsons, que juntos fueron una gran influencia en las nuevas formas de grabar y producir música) grabó en 1990 un álbum llamado «Freudiana», que naturalmente tenía como tema central la obra de Freud (se trata de una obra irónica; Woolfson, escocés judío, era ateo y escéptico). Uno de los temas se llama precisamente «Dora»:
https://www.youtube.com/watch?v=Wm-CnGj6baE
Reconozco que sin Freud tal vez no hubiéramos disfrutado nunca de un Hitchcock o un Dalí; lo que considero imperdonable es que en Argentina (uno de los pocos países aún afectados en la actualidad), el psicoanálisis tenga un poder de orden clerical, al punto de haber desplazado de hecho a la psicología basada en evidencia como una disciplina subalterna y prescindible. (Sí, estoy ensañado: veo en él el símbolo perfecto del atraso, la superstición, la pedantería y la prepotencia dogmática; no me arrepiento de haber participado muy activamente en CAIRP, ASALUP y otras asociaciones escépticas que intentaron frenar esa locura, aunque todas hayan terminado en el desastre o en la nada.)
Por lo demás, estoy completamente de acuerdo con vos y con Ciudadano32 sobre el estado actual de la salud pública, y temo por su futuro.
A propósito de «The X-Files», la considero una de las series más originales y divertidas de todas, hasta cuando se volvió una parodia de sí misma.
Ah, Lucrecia López Sanz es verdaderamente una maravilla.
Ciudadano32, me apresuro a responder un tema puntual: coincido completamente en que la medicina basada en evidencia fue invadida por burócratas de la salud; el paciente entra al consultorio (después de una espera de varias horas de embole y dolor, naturalmente), el médico (un demiurgo, un ser superior) pregunta sin mirarlo «¿Qué le pasa?», el paciente quiere explicar qué le pasa, pero a las diez palabras el médico lo hace callar y, sin haberlo oído en absoluto, le entrega una orden preimpresa de batería de estudios (que siempre incluye al menos un procedimiento diagnóstico recontratetradimensional de altísima tecnología aunque el paciente haya ido por una picadura de abeja) y le dice que vuelva dentro de tres meses, si es que no murió en ese lapso. (Nada de empirismo, nada de observación, nada de humanidad, nada de escuchar al paciente, nada de sensatez: ese es el protocolo, y si no le gusta, vaya a un curandero. Aquí el médico soy yo, y usted es un gusano que me hace perder mi precioso tiempo en pavadas.)
Y claro, el tipo termina yendo al curandero (o su equivalente universitario) que tampoco lo cura, pero que al menos finge tratarlo como un ser humano. La mejor aliada de las pseudoterapias alternativas es esa medicina automatizada, deshumanizada y oficinesca que trata a su paciente como a un interno de Treblinka. (No hablemos del ana-ana, piedra basal de la fortuna de tantos medicuchos recibidos con 4.) Por si algún médico de bien anda por acá: seguro que es un farsante.
Vuelvo más tarde, si la amoladora me perdona alguna mano.
Ese es el punto, Ciudadano32; un médico homeópata de finales del siglo XIX aún podía ignorar que solo administraba agua destilada a sus pacientes, y también podía creer honestamente que su tratamiento era menos dañino que otros de la misma época (y a veces tenía razón, teniendo en cuenta los procedimientos demenciales de la medicina de ese tiempo); hoy, un médico homeópata no puede ni tiene derecho a ignorar que es un criminal en potencia, independientemente de sus buenas intenciones o sus creencias. Creo que la situación actual del psicoanálisis es completamente análoga: el psicoanalista puede retrasar conscientemente por años tratamientos rápidos y eficaces basados en evidencia científica y clínica, y eso pone en duda la calidad moral de quienes lo defienden como la única psicoterapia curativa existente (Rolón dijo alguna vez que la medicina tradicional actúa sobre el síntoma, mientras que el psicoanálisis ataca la causa de raíz; una falacia como esa solo puede ser sostenida por un ignorante, por un fanático o por un estafador.)
Mariela, el psicoanálisis fue siempre un tema conflictivo para Dolina; como seguramente habrás oído, sus primeras menciones a Popper aún en «Demasiado tarde para lágrimas» (¡qué bella era la cortina musical de Bix Beiderbecke!) estaban referidas a la infalsabilidad de la teoría psicoanalítica de la personalidad (uso la palabra «teoría» en su sentido más débil); por otra parte, se apresuraba a expresar su admiración por Freud como escritor (cosa que comparto; sus casos clínicos inventados están magistralmente desarrollados como cuentos policiales, y toda su prosa es muy agradable y elegante).
Con la llegada de Rolón, las cosas se complicaron; apareció el recurso humorístico de convocarlo como especialista cada vez que hablaban sobre sahumerios o brujerías («Rolón, usted que es psicoanalista, debe ser experto en estas cosas»), y Rolón seguía el juego, aunque ofreciendo mayor resistencia cada vez (el ensañamiento de Stronati en esos momentos era divertidísimo). Al mismo tiempo, como vos decís, Dolina dejaba pasar por alto algunas cosas que en otro contexto quizá hubiera refutado; por ejemplo, equiparar el psicoanálisis con la revolución copernicana y la teoría darwiniana de la evolución:
https://venganzasdelpasado.com.ar/posts/el-misterio-de-kaspar-hauser
(Minuto 15:58)
Rolón habla de las tres grandes heridas narcisistas de la humanidad, y señala que una de ellas es el descubrimiento del insconsciente (aparentemente fue el propio Freud de 1917 quien se colocó entre Copérnico, Kepler, Darwin, Descartes, Hume, Spinoza, Schopenhauer, etcétera, demostrando así su habilidad como publicista de sí mismo). Es innecesario aclarar que las críticas filosóficas y científicas a la autodeterminación absoluta eran muy anteriores a la primera formulación del psicoanálisis (algo que Dolina no podía ignorar de ningún modo).
Ya dijiste todo lo que puede decirse sobre el psicoanálisis, que en lo personal considero una superstición superada y anacrónica, con independencia de la honestidad (o deshonestidad) intelectual de sus defensores, entre los que se encuentra el Estado argentino. Gabriel Rolón demostró ser un gran artista (buen músico, cantante, actor, humorista) y una persona muy racional, excepto cuando se trata de su profesión.
Con todo esto ¿quiero insinuar que el Rolón actual hace una puesta en escena para conseguir más clientes dispuestos a pagar fortunas por oír algunos «Ajá», «Uhm», «A vos no te valoran» y «En la moto, la carrocería sos vos»? Sí, naturalmente; y como en lo político y en casi cualquier otro orden, eso tiene sabor a derrota.
Ciudadano32, las redes eran Facebook y Twitter. Como conté aquí con bastante detalle, en ese tiempo participaba activamente de un grupo interesado en el uso político de las nuevas tecnologías de la información (sin entrar en detalles, me dedicaba mayormente a la automatización de posteos desde múltiples cuentas, entre otras actividades que también hubiera considerado cuestionables si no fuera el sociópata adaptado que soy; mi lema era «No seamos como ellos: seamos mucho peores que ellos»). La embajada mencionada es la de EUA, naturalmente.
Como seguramente también te pasó a vos, me cansé de esa discusión que terminaba siempre con la respuesta estándar «No tengo nada que ocultar». Inútil hablar sobre Alexander Nix, sobre Cambridge Analytica, sobre el impacto concreto que tuvo en las vidas de millones de argentinos (y eso fue casi un chiste asistido por tecnología que hoy podría considerarse obsoleta). Nos especializamos en ganar campeonatos morales y en subestimar amenazas.
A propósito: yo también me engancho en todas. Siempre listo.
(Nota: la vergonzosa actitud de Dolina se extiende unos segundos más, casi hasta el minuto 6:00, pero la incomodidad dura hasta ahora.)