Krank vor Liebe
En Venganzas del Pasado desde el martes, 13 de septiembre de 2022 a las 04:16 PM
Ciudadano32, quiero aclarar que mientras escribía ese comentario, en ningún momento pasaron ni remotamente por mi cabeza ni la guerra, ni ninguna de sus circunstancias, ni el debate que se desarrolla aquí; no hubo ningún tiro por elevación. (De hecho, tengo una opinión sobre el tema que no es precisamente la más popular y que coincide parcialmente con la tuya, y también en parte con la de Mariela en tanto que apelar a la inteligencia y a la defensa de los intereses del país, cosas que ya no parecen importar a casi nadie. En general, aunque me sé expuesto a una infinidad de sesgos, trato de que mis alineaciones ideológicas nunca sean automáticas.)
Aclarado el punto, creo que el chiste de «White Russian Today» en ese contexto es una referencia al Estado Ruso de 1918–1920, el movimiento antibolchevique y fundamentalista cristiano que, mediante acciones militares del Ejército Blanco, intentó restaurar el status quo anterior a la Revolución de Octubre. Es una historia caótica que no puedo detallar aquí porque es larguísima y por mi insolvencia sobre el tema, pero sí sé que el término «white russian» quedó asociado (justamente o no) a movimientos posteriores reaccionarios, anticomunistas y supremacistas; creo que no es un dardo específicamente hacia RT, y creo que sucede algo parecido con el canguro que no parece suficientemente caucásico como para ser de confianza. (Los alemanes tienen motivos muy razonables para que toda forma de discriminación racial sea activamente combatida por ley; saben que si olvidan la paradoja de la intolerancia de Popper, el nazismo aprovechará para volver en cualquiera de sus formas. Ya no se trata de corrección política, sino de supervivencia.)
Ahora sí llego al tema del que quizá conozco algo: coincido completamente con vos en que quienes nos dedicamos a atacar las pseudociencias, cometimos (y seguimos cometiendo) el error mortal de postular que la sola demostración científica de la falsedad de una proposición (el terraplanismo, por ejemplo) y la ridiculización alcanzaban para que el creyente en esa clase de conspiraciones se sintiera obligado a reconsiderar sus convicciones; es el mismo error que se comete cuando se cree que la simple demostración de la falsedad de una fake news hace que su impacto inicial disminuya o desaparezca. Que los escépticos hayamos negado durante décadas el peso de las emociones en la percepción de la realidad y en la toma de decisiones es un sesgo gravísimo que pone en duda la calidad de nuestro escepticismo. Ahora sabemos que la simple confrontación no sirve, y que conviene buscar terrenos comunes para establecer la comunicación (tender efímeros puentes entre mundos tan distintos, algo que Dolina suele mencionar y que parece haber entendido antes y mejor que nosotros, los imbéciles que creímos que solo con la alfabetización general y la divulgación científica terminaríamos con las guerras y el hambre).
Ahora viene la contradicción (contengo multitudes, dijo uno): disfruté esa película como loco, entre otras cosas porque no sabía qué esperar y me tomó por sorpresa; venía de ver películas bastante convencionales, pretenciosas o aburridas para ese ciclo de cine que ya mencioné; esa clase de narración caótica, absurda, no muy previsible y repleta de referencias y homenajes a otras películas me gusta mucho. Ahora que lo mencionás, es cierto que se parece a un capítulo de «Family Guy», otra de mis debilidades. Recién termino de ver la película anterior a esa («Die Känguru-Chroniken», aparentemente basada en un programa de radio, un libro y un audiolibro del mismo autor); reconozco que la aparición de la nada de un canguro parlante y comunista del que nadie se asombra puede considerarse algo levemente irreal, pero estoy dispuesto a suspender mi incredulidad a cambio de algo de alegría. (De ahí la referencia a la tristeza general en la que creo que estamos sumidos, que supongo perjudicial para nuestra salud mental.)
Coincido completamente con tu observación sobre la calidad de los contenidos en castellano; hace un tiempo escribí aquí que lo creo parte de un plan de empobrecimiento que va de la mano de otros más evidentes y demostrables (la vuelta del FMI, por ejemplo); la necesidad de aprender un inglés utilizable en la práctica puede sonar antipática, pero carecer de esa herramienta pone a la gente en desventaja, como seguramente fue ignorar el latín en otras épocas. (Como solía escribir una amiga que también escuchaba a Dolina: «How the lagoon will be that the chanch crosses it trotting!».) Por mi parte, tanto el el inglés (que lo aprendí de chico en una casa donde se hablaba nativamente) como el alemán (que aprendí desde la adolescencia por causa del infame Heidegger, hace poco rendí el Zertifikat B2 porque quizá dentro de un año esté viviendo por ahí) me permitieron acceder a mucha información, mayormente técnica y no disponible en otros idiomas en la época anterior a la Web; lamento mi pereza mental, debí haber aprendido algún otro. Insisto en que la enseñanza seria de otros idiomas no debería ser símbolo de estatus o superioridad social, sino una herramienta de supervivencia (a riesgo de ser reiterativo, lo mismo digo de la formación científica y técnica).
Uh, otra vez setenta páginas de mala literatura.
Yo también pensé en esa metáfora boyero-capilar, pero como hombre deconstruido y en vías de extirpación quirúrgica de masculinidad tóxica y patriarcalismo no dije una sola palabra. No, señor, no insista; ahora me volví feminista woke.
¿Puedo decir sin que suene a lágrima o reproche (Borges, déjeme un rato en paz) que creo que la realidad argentina se volvió algo triste? No lo digo solo por las privaciones económicas (que me rozan , pero que aún no me dan derecho a quejarme por respeto a quienes la pasan mal de verdad) o por un futuro inmediato que parece prometer más injusticia y opresión (como bien señaló Mariela, la hombruna Laura Richardson vino a decirnos que si no le regalamos pacíficamente nuestros recursos naturales, nos manda a los Marines para que nos rompan los dientes, y encima ninguno de los cobardes miserables que se hacen los guapos hablando de soberanía en los discursos se animó a contradecirla), sino también porque parece que los grandes acontecimientos sociales se limitan a asuntos del orden de que Duki presentó algo en alguna parte o que se entregó el Premio Martín Fierro al mejor actor protagonista en miniseries sobre cría de aves de corral en departamentos monoambiente. Quizá sea solo una impresión personal que no debería aspirar a generalización.
Como fuera, algo me levantó el ánimo: buscando material para un ciclo de cine, vi una película que se llama «La conspiración del canguro» (Die Känguru-Verschwörung), una sátira de 2022 que tiene como tema central uno de mis odios favoritos: la conspiranoia. Reconozco que al principio no esperaba mucho más que un producto de molde de comedia norteamericana promedio, pero quedé sorprendido por el aire a película de Monty Python (de hecho, tiene referencias muy explícitas a «La vida de Brian», por ejemplo). Como casi todas las producciones alemanas recientes, es una película muy politizada (hacia la izquierda), pero todo lo que puede sonar excesivamente panfletario u obvio queda intencionalmente disimulado por el surrealismo o el distanciamiento de Brecht (esa técnica teatral de la que tanto gusta Dolina). Otro tema presente es la conexión entre pseudociencias, ocultismo, racismo y ultraderecha; hay algunas referencias a la raza Vril (algo que mencionó aquí Mariela hace tiempo) y a Madame Blavatsky, entre otros motivos recurrentes entre esos grupos extremistas. Nunca me animo a recomendar nada, pero esta película me pareció divertidísima e impecable en su realización.
Algún día, Martín de Palermo va a salir a buscarnos uno por uno y va a rompernos la cara.
(Mariela, la aclaración sobre el link roto no implica una refutación a tu hipótesis sobre actos de purificación ideológica por parte de quienes mencionás; por el contrario, creo que esa inquisición comenzó hace tiempo y que ya es imposible ofrecerles un apoyo crítico. En lo personal, preferí alejarme recientemente de personas muy queridas por mí porque la presión por tomar partido de forma fundamentalista alcanzó los rincones más íntimos; si fuera un poco más ingenuo y desconociera la existencia de herramientas casi infalibles de manipulación cognitiva, podría preguntarme cómo fue posible que una persona brillante y escéptica se convirtiera en el equivalente exacto a una fanática religiosa en el campo de la política.)
Mariela, el link que publicó SomosMuyTibios quedó truncado; la nota sobre Paul Wittgenstein se llama «El aplauso de una sola mano», del 15 de mayo de 2009.
https://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-124923-2009-05-15.html
Hola, vengadores, soy Martín de Palermo, les cuento que ustedes son mi compañía de todas las noches, hoy mi abuela Jorgelina cumple noventa y cinco años, ¿le mandás un beso grande? Les explico que se llama agua blanda a la que posee poca cantidad de sales de calcio y magnesio, y que la velocidad de la luz es 300.000 kilómetros por segundo, ustedes siempre la dicen mal. Negro, ¿podés pasar una canción de Ray Conniff? A mí me gusta esa que dice «Bésame, bésame mucho», no me acuerdo cómo sigue.
(No, flaco, no hay alternativas posibles. En general no somos consumidores compulsivos de programas de radio, hábito que muchos considerábamos hasta algo anacrónico. Dolina hacía lo contrario de la radio en el sentido tradicional: hacía literatura hablada, escribía cuentos al aire, y eso es algo que nadie más hizo ni hará. No oíamos un programa de radio, observábamos en tiempo real los procesos mentales de un buen escritor.)
Dos disculpas, Ciudadano32. Yoko, somos indignos de vos.
Juan Schwindt, estoy sorprendido por las habilidades de RoR en esa clase de operaciones de edición automática. Felicitaciones por la elegancia de la solución y la economía de recursos del script.
Esa no se me ocurrió, ElOrientalErrante, aunque es verdad: los ovnis también dan de comer y producen sectas muy rentables, en las que sus sacerdotes (Pedro Romaniuk, por ejemplo) pueden hacer realidad sus fantasías más perversas, siempre poniendo como excusa a los niños pobres de Ganímedes que sufren muchas privaciones y que necesitan todo el dinero que podamos donarles. Había pensado en la sinrazón de esas tres profesiones, pero el apetito de plata dulce y poder sobre personas en estado de indefensión mental también las une.
(Alguien me dice amargamente por WhatsApp que haber tenido una mala experiencia con un psicólogo no me da derecho a generalizar; le respondo que esa es una hipótesis odiosa y estrafalaria porque jamás recurrí a un psicoanalista, por las mismas razones que jamás consulté a un astrólogo, a un tarotista o a un economista neocapitalista. Además, le hago notar que confundir psicología basada en evidencia con psicoanálisis es un acto de terrorismo epistemológico.)
SomosMuyTibios, el programa estaba roto desde antes; Yoko solo llegó para poner el último clavo en el ataúd. De paso, me gusta el entusiasmo de Dolina cuando puede hablar sobre detalles técnicos de la música; también me divierte que cuando Gillespi indica: «Es una cuarta aumentada» y Dolina le responde: «Exactamente; una quinta disminuida, si quiere», estallan las risas.
Me olvidaba de otro recurso humorístico muy eficaz: el gaucho afrancesado y existencialista que ordeña la vaca a la madrugada para tomar el café con leche.
Es curioso que Dolina y Gillespi (0:12:32) hayan mencionado ese sonido de baja frecuencia que solo puede oírse claramente en el silencio del campo («The Earth Hum» o simplemente «The Hum»). Discrepo con la frecuencia que menciona Dolina (440 Hz, como un La3); a mí me sonó siempre más grave (si mi memoria auditiva no me engaña, como si fueran 50 Hz o armónicos de esa frecuencia). De todos modos, parece que la frecuencia percibida es muy distinta para todos, como si fuera un tinnitus. Por supuesto que ese fenómeno es oro en polvo para los adictos a los poderes ocultos que conspiran para esclavizarnos y someternos (como si tuvieran algún interés en disimularlo, como si el FMI fuera una sociedad secreta), aunque la explicación verdadera (suponiendo que fuera única) debe ser increíblemente estúpida.
Ya está, no molesto más.
Juan Schwindt: el script de detección de inicio del programa quedó perfecto. Gracias por todo, y también por mencionar la CLI de Whisper, de OpenAI; ya estoy usándola experimentalmente en uno de mis proyectos musicales.
Mariela: aunque el libro de Bioy Casares sobre Borges me arrancó algunas carcajadas fuertes, tampoco pude disfrutarlo del todo, por los mismos motivos que mencionás. (Fui admirador de la literatura de María Kodama, estuve de acuerdo con muchas de sus opiniones.) Estoy seguro de que ahí había algún encono, quizá porque Bioy creyó desde el principio que Borges viviría a su sombra, y no al revés. (Después de todo, ¿para qué está la gente que nos quiere de verdad sino para execrarnos y hacernos la vida imposible?)
Con respecto a la fidelidad de las traducciones (un tema que quedó muy atrás), debí aclarar que en el tiempo que leí «Lolita», las editoriales españolas estaban haciendo fortunas con la literatura erótica y pornográfica, así que no tenían reparos en reescribir hasta el Libro del Mormón en ese estilo, siempre que fuera vendible. Pobre Nabokov.
Ciudadano32: me confirmaron que Gui Bonsiepe (que estuvo de vacaciones en Europa y que volvió a Buenos Aires, donde vive), aceptó tener una entrevista por Zoom antes de fin de mes para hablar sobre el Proyecto CyberSyn. Si las dos personas que participarán me lo autorizan (intervendrá alguien más desde Bayreuth), publicaré el video.
Observación: creo que tres de los mejores temas humorísticos para Dolina son los ovnis, el psicoanálisis y cómo organizar un safari. (Tienen algo en común, aunque no diré qué.)
Aclaración: olvidé que el sitio interpreta el texto que se encuentra entre los signos «menor que» y «mayor que» como tags HTML, así que algunas líneas de mi mensaje anterior parecen tener menos sentido aún del poco que ya tenían. Reemplazo esos signos por comillas, y queda:
1:
ffmpeg -ss «start time secs» -t «duration secs» -i «input file» «output file»
2:
ffmpeg -ss 422 -t 2199 -i "lavenganza_2023-04-11.mp3" "lavenganza_2023-04-11_chunk-1.mp3"
3:
«StartTime1, EndTime1»«StartTime2, EndTime2»«StartTime3, EndTime3»,...
Ciudadano32, ya que mencionás dos de mis mejores amigos, SoX y FFmpeg (salgo poco, me llevo mejor con las máquinas que con las personas, etcétera), ¿sería posible automatizar el corte de los bloques que te interesan a partir de un archivo de texto que contuviera timestamps para cada programa en particular?
Doy un ejemplo concreto para un solo bloque: de la transcripción del programa «lavenganza_2023-04-11.mp3» pueden extraerse las marcas de comienzo y final del primer bloque, que comienza a los 422 segundos y termina a los 2.621 segundos (los momentos en que Aliverti termina de decir «Nuestros intérpretes» y que Barton dice «El WhatsApp de La Venganza», respectivamente). Entonces, a la línea de comando:
ffmpeg -ss -t -i
pueden pasársele los parámetros:
ffmpeg -ss 422 -t 2199 -i "lavenganza_2023-04-11.mp3" "lavenganza_2023-04-11_chunk-1.mp3"
para generar el audio del primer bloque («2199» es evidentemente la resta de las marcas de final e inicio).
No me detengo en la concatenación de bloques y cosas así por ser problemas demasiado simples de resolver; sí me parece interesante la posibilidad de aprovechar la transcripción automática para generar un archivo de texto que contenga la información necesaria:
,...
En el ejemplo práctico escribí una macro en UltraEdit-32 (más que nada porque ya estaba abierto en ese momento) para procesar el texto de la transcripción: convertir hh:mm:ss en duración en segundos para simplificar, buscar los strings necesarios mediante RegExp (para minimizar las inexactitudes de la transcripción), extraer de esas líneas las marcas de tiempo de inicio y final, y pasar todos los parámetros a la línea de comando de FFmpeg; todo esto sería muy fácil de implementar en un script de Python, aunque el punto crítico sigue siendo la transcripción del audio como fuente de marcadores. (En ese sentido, LVST tiene la ventaja de ser un programa casi fijo en su estructura textual, al menos durante períodos bastante prolongados.)
Trabajo casi diariamente con samples musicales (algunos propios, la mayoría robados), y el comando silence de SoX me ahorra muchísimo tiempo en operaciones que debería hacer manualmente; sin embargo, puede que su comportamiento sea imprevisible en un programa de radio en vivo.
En lo personal (¿a quién puede interesarle?), me gustan los archivos completos con noticias, publicidades, etcétera, porque me resultan útiles como información contextual (especialmente en programas antiguos) y porque me permiten enfurecerme hasta el paroxismo con la locutora que pone voz de adolescente-ser-de-luz-nosotros-somos-buenos-y-ellos-son-malos-el-amor-vence-al-odio-etcétera en el minuto 50:15 de La Venganza Será Terrible del 05/04/2023, justamente en un momento que en quizá convendría demostrar cierta voluntad de poder y ferocidad, al menos a los efectos de la comunicación.
Ciudadano32, me apresuro a responderte sobre CyberSyn, ya que me entró la duda después de mencionarlo; como ese será uno de los temas de debate después de la proyección de la película, prefiero investigar un poco antes de mandarme a decir públicamente cualquier pavada inverificable. Subí a YouTube un fragmento de «Weitermachen Sanssouci» donde la protagonista (Sarah Ralfs) examina material de archivo sobre CyberSyn (tuve que rehacer las traducciones en alemán e inglés porque los subtítulos originales son incomprensibles); de paso, ahí aparece la voz de Allende dando su último discurso.
https://www.youtube.com/watch?v=G1KB1lHWKfQ
Lo que sé hasta ahora:
El proyecto fue real y se puso en funcionamiento de forma experimental el 11 de octubre de 1972, como herramienta para contrarrestar los efectos de un paro nacional de camioneros. (Fuente: «Archipel der Projekte», Gui Bonsiepe y Philipp Oswalt, Editorial Spectormag, 2017.)
Gui Bonsiepe (nacido en Alemania en 1934, estudió en la Escuela Superior de Diseño de Ulm y fue docente ahí) fue el diseñador del Opsroom de CyberSyn; no me queda claro si el Opsroom quedó en el concepto o si llegó a ser construido en la Casa de la Moneda y el golpe de Estado impidió que Allende lo inaugurara oficialmente a finales de 1973; como no puedo encontrar fuentes confiables, ya solicité ayuda a la asociación para comunicarme con él y tener una breve entrevista sobre el tema (hay varios videos muy recientes de Bonsiepe, por ejemplo, el de un homenaje al diseñador industrial Tomás Maldonado). Estoy esperando respuesta.
me hubiera gustado comunicarme con Stafford Beer, pero tuvo la pésima idea de abandonar primero su profesión y después este mundo.
Se formaron algunas fantasías (quizá con fines políticos) alrededor de CyberSyn, pero parece que el núcleo del sistema fue real; la tecnología mencionada en la bibliografía (sistemas Burroughs B-3500 e IBM 360, redes nacionales de télex, software de gestión y dinámica de procesos) no solo era existente en esa época, sino que faltaba poco para que se volviera técnicamente obsoleta.
El detalle del texto que mencionás en los renders (que no había notado) desmerece mucho la confiabilidad del artículo.
Lo siento por Diego Petyr, pero tengo aún setenta páginas de mala literatura para escupir sobre LVST a partir de las observaciones de Ciudadano32 (coincido con muchas de ellas, en especial con la sacralidad artificial de las currículas y la necesidad de revisarlas para hacerlas más útiles para todos, idea que los docentes odian porque tendrían que agarrar los libros en serio).
Ciudadano32, a propósito de planes para empobrecer países en todos sus aspectos: estoy organizando para una asociación una pequeña muestra de cine alemán experimental y/o independiente (actividad no remunerada, por cierto); entre todo el material, vi una película bastante surrealista y que pierde mucho de su gracia en la traducción («Weitermachen Sanssouci», de 2019); algunos de los temas son el nudging (una teoría pseudocientífica de Richard Thaler y Cass Sunstein), el coaching y la explotación de recursos de una universidad pública por parte de empresas privadas, todo en tono de denuncia satírica.
Lo que me hace mencionar esta película es que varios de los personajes se refieren con mucho detalle y material de archivo a algo que desconocía por completo: el proyecto chileno Cybersyn, una iniciativa del gobierno de Salvador Allende entre 1971 y 1973; se trató de un sistema de transferencia de datos y toma de decisiones en tiempo real asistida por computadoras IBM 360, y los propósitos de esa red eran coordinar la actividad de empresas y fábricas para planear estrategias comunes, resolver conflictos y mejorar la producción. Lo interesante de este proyecto (que pudo ser puesto en funcionamiento en la práctica) es que pudo haber sido una fuerte competencia para ARPANET e Internet, además de una herramienta para que un país suudamericano se convirtiera en potencia tecnológica.
Después del golpe de Pinochet, todos los sistemas de Cybersyn fueron físicamente destruidos.
Ciudadano32, es cierto: Martín de Palermo siempre estuvo ahí, solo que no tenía tantas herramientas para comunicar al mundo entero su preferencia por los días de calor y su convicción de que la solución está en que hay que matarlos a todos. Por lo demás, era inevitable que LVST dejara de ser un ejercicio de transgresión artística para convertirse en una rutina bastante previsible y bien adaptada a este presente; el problema, como vos decís, es que no haya podido hacer escuela, y que toda esa originalidad (musical, literaria, humorística) muera con Dolina. Confiemos en que la adolescencia irresponsable de Gillespi dure unos años más y que se junte con Dorio para aterrorizar a los productores.
Uno podría suponer que esa decadencia artística es global, pero me parece percibir que en otros países más conscientes de todo lo que está en juego sucede lo contrario; las formas más transgresoras y experimentales son alentadas y hasta subsidiadas por los Estados nacionales, quizá como reacción al soft power que mencionaste; también me parece notar un esfuerzo creciente por la promoción de carreras científicas duras y tecnológicas a través de todos los medios disponibles; la comparación cualitativa y cuantitativa de esos contenidos en inglés (y en dos o tres idiomas europeos más) en Internet con sus equivalentes en castellano puede ser decepcionante. (Recuerdo a alguien que pretendía deducir las características de toda la juventud mundial a partir de la observación de un pequeño grupo de preadolescentes de la Argentina profunda, y que de ahí sacaba conclusiones generales e inapelables; ese sesgo ombliguista tal vez no nos deja ver que quizá Argentina es hoy sujeto de un experimento económico similar al Grecia fue sometida hace más de diez años. Omito los detalles porque no soy experto en el tema y porque mi intención es sugerir hipotéticamente que quizá no podamos dar por general un declive a partir de las observaciones de Martín de Palermo; hago todas las salvedades posibles porque desconfío de mis opiniones y criterios.)
Reconozco, eso sí, la victoria de Martín de Palermo, que ahora tiene el poder de instagramear hasta el último de sus desayunos.
Mariela: gracias por recordarme así, y no como la persona que en realidad soy (un miserable, aburrido y monotemático egoísta; si alguna vez cometí un acto de nobleza, juro que fue por error o accidente, y que no se repetirá).
Ciudadano32, mencionaste un par de problemas muy interesantes: ¿cómo y cuánto modificaron las nuevas ciencias de la información nuestra percepción del mundo? ¿Nuestros cerebros, tan bien adaptados a las condiciones de vida del paleolítico, pueden protegerse de todos los sesgos cognitivos producidos por la permanente interacción con esas tecnologías bastante recientes? (Digo recientes porque creo que la popularización efectiva de esa convivencia ocurrió hace no tanto tiempo, cuando los dispositivos conectados a Internet se volvieron realmente portátiles.) Por cierto que no tengo respuestas, aunque las sospecho; quienes deberían investigar el tema están muy ocupados psicoanalizando víctimas o escribiendo papers serios sobre la hermeneútica transformativa de la gravedad cuántica de Alan Sokal.
Hay un detalle notable en los archivos de LVST: cada vez más oyentes escriben al programa para opinar sobre los segmentos humorísticos de la forma más realista; por ejemplo: un solo chiste sobre el repulgue de las empanadas dispara horas de aclaraciones y salvedades, como si se tratara de un tutorial de YouTube. (O aquella discusión interminable sobre las características físicas del agua blanda, cuando Dolina solo mencionó su desagrado poético por esa metáfora; una vuelta al realismo ingenuo.) No digo que eso no ocurriera antes, pero era la excepción; supongo que existía una percepción general más clara del límite entre la realidad y la ficción humorística. (Que la producción no filtre esos mensajes es también un dato interesante.)
Como fuera, estoy de acuerdo en que LVST es algo que ya no pertenece del todo a este tiempo (aunque Dolina siga siendo involuntariamente una de las personas más influyentes de Argentina); no quiero rebajar esto a un ejercicio de nostalgia, pero poco puede hacerse contra el aumento de la entropía.
¿Si hay un plan de empobrecimiento y dependencia en todos los sentidos? Es difícil creer que no lo hay, en especial desde que se comprobó que ya no es necesario invadir físicamente un país para controlarlo en su totalidad.
Chancho Al Trote, supongo que parte de la respuesta está en el segmento inicial de noticias de hoy (8 de abril): aunque la injusticia social crece, Argentina vuelve a estar gobernada por el FMI y no hay ningún poder real que se oponga a eso, existe una gilada (que en general tiene su economía personal muy bien resuelta, de lo contrario no tendría tiempo ni recursos para tanto ombliguismo) convencida que el uso del lenguaje inclusivo contra Larreta o la cancelación seguida de empalamiento de algún comediante que hizo un chiste ligeramente machista son actos heroicos de resistencia contra el sistema (vaya uno a saber cuál). Creo que ya no se trata de aquella dicotomía entre progresismo y conservadurismo, sino del hecho de que quienes modelan nuestra visión del mundo (desde el poder político y los medios) son idiotas o malevolentes que solo pueden pensar en términos de coyuntura (por ejemplo, qué tuiteó hoy el influencer de turno). Creo que la grieta es una construcción de ingeniería social diseñada con fines comerciales (con independencia de que el conflicto de fondo es real y tan antiguo como la humanidad), y prefiero mantenerme alejado de ese juego fanático que es el alimento de las redes sociales y de las nuevas tecnologías de la comunicación en general; me parece que el malestar está dirigido hacia la estupidez de cualquier signo ideológico.
Carlitos Díaz: mi nombre real es Norberto; todo lo que parece bien escrito por mí es plagio descarado de Borges, de Dolina y de otras personas cuya mención etcétera; en cambio, los solecismos, las cacofonías, los pleonasmos y los idiotismos sí son de mi entera autoría.
Mariela, no estoy seguro de que Dolina haya siquiera nombrado con frecuencia a Galeano, excepto cuando su nombre aparecía en gacetillas (una búsqueda en las transcripciones de los programas parece indicar eso); es evidente que participan de mundos tan distintos que es casi imposible imaginar algún vínculo intelectual o artístico entre ellos. Por fuertes presiones sociales (bah, para quedar bien con una ex novia ultraburguesa que hasta hoy la va de progre en las redes, aunque con selfies de iPhone desde alguna ciudad europea) leí algunos textos de Galeano; mi opinión es que su obra está diseñada como un chantaje sentimental para robar dinero a quienes necesitan alivio de la culpa de no ser pobres; lo considero un miserable peligroso, ya que con su disfraz de hombre santo del Himalaya indujo a generaciones a una cobarde inacción ante la injusticia social que se parece mucho a la alegría con la que el mártir camina hacia su propia crucifixión. El que apuesta al amor, pierde.
Pero voy al tema de las charlas embolantes de Dolina, aunque Diego Petyr se enoje: creo que el problema con esos textos no es solo que pertenezcan al feminismo mainstream (una vanguardia que atrasa algunas décadas), sino que además son un palo en la rueda en el ritmo del programa. Es evidente que intentan formar parte de un subprograma sobre mujeres notables, aunque no lo logran quizá porque las historias son apenas descriptivas y carecen de la intención artística que Dolina necesita para desarrollar un relato interesante. Por lo demás, esa rama del feminismo es anacrónica, ya que insiste en la falsa épica de conquistar derechos que fueron logrados hace muchas generaciones, al menos en Argentina. Quedan muchos detalles, claro, pero lo mismo podría decirse con mayor razón de cualquier otro aspecto de la desigualdad social; es un feminismo que se comporta como si viviéramos en los tiempos en que las mujeres no podían votar. Ese feminismo es también involuntariamente condescendiente; aunque su bandera es el empoderamiento —séanos perdonada la jerga—, otro de los tantos objetos lingüísticos diseñados por los think tanks para dar impresión de progreso sin que nada cambie en el fondo, el tono general es siempre perdonavidas: Hildegard von Bingen pudo componer cantos gregorianos a pesar de su condición de mujer, y cosas por el estilo. Dolina escribió hace mucho tiempo: «Es preferible ejercer la tolerancia como virtud inconsciente. Es decir, de un modo automático o aunque más no sea silencioso. Quien hace alarde de soportar a un morocho es porque encuentra esa conducta menos natural que virtuosa»; quizá hoy se encuentre cometiendo el mismo sesgo que alguna vez denunció.
No volveré a las diferencias detalladas entre este feminismo de diseño para el consumo específico de burgueses maximalistas y el feminismo de Roxana Kreimer, Ariana Harwicz, Nancy Fraser, etcétera, porque sería redundante e innecesario; solo quise expresar qué percepción tengo de esos textos militantes incrustados a la fuerza en LVST.
Me divirtió esa indiferencia tan parecida al embole que mostró Dolina al leer el texto que le impusieron. Las cosas que hay que hacer para quedar bien con la comisaria.
Con respecto a Nabokov, me alejé involuntariamente de su obra por un sesgo de información incompleta que advertí hace no tanto tiempo: sin saberlo (en tiempos muy anteriores a la Web), estaba leyendo una traducción de una traducción de una traducción del original, en la que cada traductor había aportado su cuota de creatividad y lujuria; así, el resultado de esas intervenciones fue un texto de «Lolita» que parecía la aventura de Dorothy Gale en Oz reescrita por Henry Miller. (Como dijo Marcos Mundstock, el único personaje que ha permanecido es el loro.) Ahora, con el acceso a los textos originales, siento la tentación de corregir ese error; la admiración de Mariela por «Fuego pálido» es una señal de que estoy perdiéndome algo bueno.